martes, 5 de abril de 2011

EL EBRO MEDIO

      Hace unos días estuvimos de excursión por tierras aragonesas en un viaje organizado por el Club de Arte Catalina Erauso acompañados por Pablo Becerra, licenciado en Geografía e Historia y que habitualmente ejerce de guía en estas salidas de fin de semana. Sin su presencia nada sería igual. Previamente, unos días antes,  nos disertó sobre los aspectos geográficos y culturales de esta zona concreta del río Ebro en una amenísima conferencia que se organizó en Kutxa (C/Arrasate).


      El Ebro Medio se denomina a la porción de río que va desde Las Conchas de Haro hasta la presa  del embalse de Mequinenza. Tiene un trayecto aproximado de 500 Km y sigue una dirección NO a SE. Atraviesa varias comunidades autónomas y ocupa la parte central de lo que se denomina depresión del Ebro. Recibe múltiples afluentes procedentes de los Pirineos, por su vertiente norte y del Sistema Ibérico por el sur. Tal y como podemos apreciar en el mapa, esta depresión queda prácticamente cerrada: al norte por los Pirineos al NO por los montes vascos, al sur por el Sistema Ibérico y al SE por los montes costeros catalanes, siendo ésto la causa fundamental de que el régimen pluviométrico de esta zona sea incluso más bajo que el de la región de Murcia y Almería ya que las nubes húmedas apenas pueden penetrar.


Río Ebro en El Bocal

      La primera parada fué en las afueras de Tudela, en lo que se denomina El Bocal del Ebro. Aquí es donde nace el Canal Imperial de Aragón. La construcción de este canal se inició en el último tercio del siglo XVIII y su obra fue encargada a Dn. Ramón de Pignatelli. Su objetivo era doble: por un lado ampliar el regadío a las comarcas aragonesas más alejadas del Ebro y por otro lado servir de medio de transporte de mercancías entre Tudela y Zaragoza. Cuando este canal llegó a Zaragoza, Pignatelli mandó construir una fuente llamada de Los Incrédulos que lleva la siguiente inscripcion: INCREDVLORUM CONVICTIONI ET VIATORUM COMMODO (para convicción de los incrédulos y comodidad de los caminantes)MDCCLXXXIV. Tiene 110 km de largo y formaba parte de un proyecto más ambicioso que era el de comunicar Aragón con el mar. Según apuntes de José Antonio Recondo, el encofrado de este canal se realizó con madera procedente de los bosques navarros del Pirineo.

Pablo dando explicaciones sobre El Canal Imperial de Aragón
      Una vez visitado este lugar proseguimos el viaje a Zaragoza donde estaba instalado el cuartel general.

 
Hotel Catalonia El Pilar
        El hotel estaba muy céntrico, caminando, a 5 minutos del Pilar. Era el Hotel Catalonia El Pilar, un cuatro estrellas muy digno que, tal y como se aprecia en la fotografía, estaba en un edificio modernista. Delante del hotel está la Plaza del Justicia.Aquí también se encuentra la Iglesia de Santa Isabel de Portugal (S. XVII) en la que destaca una espectacular portada barroca que presenta trazas de churrigueresco.


Iglesia de Santa Isabel de Portugal
        Me llamó la atención una coctelería tambien situada en esta plaza y que respondía al nombre de Licenciado Vidriera, célebre obra de Cervantes. No pudimos entrar porque estaba cerrada.



      Al llegar de noche prescindimos de la cena programada, que era en el hotel, y nos fuimos a picar algo al Tubo que es el equivalente a la Parte Vieja donostiarra. Me llamó la atención el ambiente que había. Los bares llenos de gente y las barras y las cartas de vinos muy bien surtidas, y como siempre, los precios muy asequibles si comparamos con lo que tenemos por aquí. Después del picoteo caminamos por la C/ Alfonso, peatonal, y fuimos a La Pilarica. El cierzo soplaba y nos acercamos a ver El Ebro, que después de las últimas lluvias bajaba con un buen caudal y rápido. Una caña de despedida en un pub irlandés donde nos regalaron un sombrero de color verde, típico color irlandés, ya que la víspera había sido San Patricio, y a dormir.

      Al día siguiente, sábado, desayuno a partir de las 8, muy completo por cierto, y a las 9h 30' al bus. Nos dirigimos a Chiprana, localidad zaragozana que asoma al Ebro, concretamente a la cola del embalse de Mequinenza, formando lo que turísticamente denominan Mar de Aragón. Con una población de 402 habitantes, Chiprana se dedica sobre todo a la agricultura: cereal y melocotón,siendo famosos estos últimos porque se les permite etiquetar con la denominación de Melocotón de Calanda.

 
Iglesia de San Juan Bautista
        Visitamos la Iglesia de San Juan Bautista, que corona el pueblo y cuya fachada barroca neoclásica podemos ver en la foto de arriba. En su interior destacan pinturas mudéjares del S. XVI, en la cabecera, y una techumbre de madera asimismo mudéjar que descansa sobre unos arcos que contienen un conjunto heráldico del siglo XIV. El término mudéjar se emplea para nombrar a un tipo de arte u ornamentación que es exclusiva de la Península Ibérica, realizado por artistas que vivieron en territorio musulmán. Una vez que estos territorios fueron conquistados por los cristianos, esos artistas fueron utilizados por el poder dominante debido a su excelente calidad. Es muy típico en esta zona de Aragón ver arte mudéjar que se hace presente sobre todo en las torres de las iglesias y que, como en las mezquitas, son torres únicas profusamente ornamentadas.

 
Interior de la iglesia
      Tras la visita dimos un paseo por Chiprana y nos dirigimos al autobús para ir a Caspe, bajo la estricta  vigilancia de unos inquietantes chipranescos.


Pasado y futuro de Chiprana
 
      Caspe es una ciudad de la provincia de Zaragoza capital de la comarca del Bajo Aragón y de unos 9000 habitantes. Se encuentra asimismo en la cola del embalse de Mequinenza. El objetivo era visitar La Colegiata de Santa María La Mayor y poder ver el famoso cáliz que sirvió como urna para la elección de Fernando I de Antequera como Rey de Aragón en 1412, dando lugar al famoso Compromiso de Caspe.


El Compromiso de Caspe
      Al morir en 1410 Martín I de Aragón sin descendencia, se reúnen en Caspe representantes del Reino de Aragón y Valencia y del Principado de Cataluña para elegir a su sucesor. Había varios candidatos y entre ellos estaba Fernando el de Antequera, infante de Castilla y nieto de Leonor entonces regente de Castilla, de la familia Trastámara. Tras dos meses de deliberaciones es elegido como Rey de Aragón Fernando I de Trastámara, que sería el abuelo de Fernando el Católico. Es destacable la importancia que tuvo esta elección para la posterior unificación española.

      En el lienzo superior, obra de Dióscoro Teófilo Puebla Tolín en 1867, se puede ver a Fray Vicente Ferrer, posteriormente San Vicente Ferrer, proclamando, en la portada de La Colegiata de Santa María La Mayor, la elección de Fernando I como Rey de Aragón.


Colegiata de Santa María La Mayor


      Tuvimos mala suerte en el empeño a pesar de que se lo habían prometido a Pablo . Como consecuencia de una exposición en Zaragoza el cáliz se encontraba allí, así que otra vez será. No obstante, el párroco tuvo la amabilidad de mostrarnos la Vera Cruz de Caspe, reliquia que según cuentan, la llevaba colgada el Papa Clemente VII (Julio de Médici, 1478-1534) y que se la regaló a Juan Fernández de Heredia, Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén. Este la donó al convento de San Juan de Caspe. Es de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Vista de cerca es una impresionante obra de orfebreria. Es la reliquia más importante de la Semana Santa de Caspe.


La Vera Cruz de Caspe
 
      Tanto nuestro guía como el párroco nos recordaron que esta iglesia fue saqueada durante la Guerra Civil y todo el retablo, órgano y bancos así como las diferentes obras de imaginería que alli había fueron quemadas y ardieron durante tres días. Una vez realizada esta visita dimos una vuelta por Caspe y pudimos ver algunas cosas interesantes como estos balcones modernistas, aunque el edificio, la verdad, no acompañaba.


      Se acercaba la hora de comer y salimos de Caspe dirección al Monasterio de Rueda distante a unos 30 minutos. Allí nos esperaban. Directos a la mesa y después visita guiada a las diversas dependencias del monasterio.


Zona de Hospedería del Monasterio de Rueda

      Es un monasterio cisterciense que data del siglo XII y actualmente no está ocupado por ninguna orden religiosa. El Gobierno de Aragón se hizo cargo de su restauración entre 1991 y 2003. En el Palacio Abacial se ha habilitado un hotel de cuatro estrellas con restaurante, integrado en la red de hospederías y este complejo tiene la peculiaridad de que conserva todas las dependencias que formaban parte de un monasterio cisterciense: Iglesia, claustro con su sala capitular, cocina, refectorio con púlpito desde donde se leían fragmentos de la Biblia o de las vidas de santos mientras los monjes comían en silencio, dormitorio, biblioteca, lavatorio, calefactorio, cárcel, cilla, etc. Está todo perfectamente restaurado por lo que uno puede hacerse una idea bastante aproximada de como era la vida en comunidad en este tipo de monasterios.


Iglesia

Sala Capitular

Biblioteca

Refectorio con el púlpito

      Se llama Monasterio de Rueda porque fuera del recinto hay una noria de unos 12 metros de diámetro que servía para sacar agua del Ebro, que baña los aledaños del monasterio, y conducirla a través de un pequeño acueducto hacia las dependencias monacales para su utilización.


       Prácticamente dedicamos toda la tarde a la visita del cenobio lo cual fue muy provechoso. Nos encontrábamos a una hora aproximadamente de Zaragoza. Subimos al autobús y dirección a la antigua Caesaraugusta. Al llegar era ya de noche y la cena libre. Asearnos un poco y dirección al Tubo de picoteo. En una de sus calles nos encontramos con un mítico local maño: El Plata, espacio de varietés de entrada libre y obligada consumición y en el que destacaba  un espectáculo mix de Jotas y Streptease. Lástima que fuera a las 23h porque seguro que no tendría desperdicio. Una retirada a tiempo es una victoria así que a dormir, que al día siguiente nos esperaban más actividades.

      Nos levantamos pronto porque queríamos ver El Pilar de día. Desayunamos y fuimos caminando hasta allí. Las calles estaban estaban aún vacías y el cierzo ya soplaba. El dia era azul radiante.

C/Alfonso, al fondo El Pilar
      Visitamos la Basílica, espectacular. Es ese momento se celebraba Misa en la capilla donde se expone a la Virgen. Capilla situada bajo un templete neobarroco con un retablo que recuerda al Extasis de Santa Teresa, obra cumbre de Bernini expuesta en la Iglesia de Santa María de La Victoria, en la Capilla Cornaro, de Roma. También forman parte de este retablo unas esculturas de mármol que actúan como espectadores, al igual que la familia Cornaro en el Extasis de Santa Teresa. Dimos la vuelta a la capilla y besé la columna donde se erige la Virgen del Pilar. Siempre hay algo que pedir.



Basílica del Pilar

      Volvimos al hotel y al autobús rumbo a Juslibol, barrio de Zaragoza situado en la perifería y conocido por su galacho. Y..... ¿qué es un galacho?. Galacho es una palabra típica aragonesa que designa a un meandro abandonado por el río. En 1961 el Ebro sufrió la mayor crecida del siglo XX y al bajar los niveles, el río cambió su curso y abandonó un meandro. Pues bien, ese meandro abandonado es un galacho. Una zona con aguas estancadas tipo marismas pero de agua dulce, donde crece una flora y habita una fauna típica de este tipo de humedales. También sirve como refugio de muchas aves en sus pasos migratorios.

      Una vez en Juslibol, nos recibió Mario, un guía local que nos explicó con mucha precisión toda la orografía del terreno, flora, fauna y minerales que forman parte de este entorno. Mario es un economista que se dedica los festivos a hacer de guía y lo borda porque a sus amplios conocimientos añade mucha ironía y muy buen sentido del humor.

Mario, el guía.

      Hicimos una bonita excursión y descendimos al Galacho de Juslibol.




Abajo, la arboleda del Galacho de Juslibol, al fondo, El Moncayo nevado

      En el Galacho, hacía bastante calor por cierto, Mario nos explicó como se formó y las características más destacables de esta especie de oasis. Había mucha gente, era domingo, y un tren chu-chú comunicaba el Galacho con Juslibol (3 km). Como cabía poca gente y la edad manda, a pinrel a Juslibol. Subimos al autobús y a comer al hotel. Creo que pocas veces he comido tan mal, bazofia pura, una vergüenza. Tras eso que he llamado comida, salimos de Zaragoza rumbo a casa, no sin antes hacer una parada en la zona que acogió La Expo el año 2008.


Pabellón Puente de Zaha Hadid

      En la fotografía superior vemos el Pabellón Puente, obra de la arquitecta británico-iraquí Zaha Hadid. Atraviesa el Ebro y tiene forma de gladiolo tumbado. Su planta alojó salas de exposiciones durante la Expo y actualmente sirve de museo.

Pabellón Puente


Interior del Pabellón Puente

Entrada al Pabellón Puente

      Terminada la visita a esta zona de Zaragoza subimos al autobús y vuelta a casa. Hacia las 9 de la noche llegamos a Donosti.

      Esta vez ha sido un viaje en el que ha predominado la geografía a la visita de monumentos. Nos hemos empapado bien del Ebro y de todo lo que le rodea. El mérito, como siempre, de Pablo Becerra que con sus contactos, excelente preparación del viaje, conocimientos y entusiasmo hace que guardes buenos recuerdos de estas salidas.

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