miércoles, 18 de julio de 2012

El Húsar

      Este es el título de un libro de Arturo Pérez-Reverte que he leído estos últimos días. Es la primera novela escrita por el autor allí por 1983 cuando se dio a conocer como reportero de guerra. Esta edición es nueva y está publicada en 2009 por Punto de Lectura. Revisada por el autor y aligerada de adjetivos y adverbios, se presenta en formato de bolsillo con 196 páginas. Consta de 7 capítulos: La noche, La madrugada, La mañana, La escaramuza, La batalla, La carga y La gloria.



      Cuenta la experiencia personal de un miembro de los húsares franceses durante la Guerra de la Independencia española, el subteniente Frederic Glüntz. Viendo los títulos de los capítulos podemos adivinar que la novela nos describe una batalla concreta. Este oficial francés, que nunca había participado en ninguna guerra, pertenece a un regimiento de húsares (caballería ligera) acampados en algún lugar de Andalucía.Los húsares son, junto a la infantería, los primeros que entran en combate y como característica principal de este cuerpo destaca su destreza con el caballo y el sable.

Húsares franceses
      Todos los pensamientos e ilusiones de este oficial están puestos en esa batalla, en un momento concreto, donde se van a plasmar todos sus ideales de valor, honor y gloria. Sus ideas preconcebidas sobre la guerra, la amistad, la muerte, etc,  las va cuestionando poco a poco a medida que va viendo lo que conlleva el estar inmerso en esa batalla. Todos estos valores los tiene idealizados. Es lo que le han inculcado y ha aprendido en la academia. El hecho de pertenecer a un cuerpo de élite del ejército napoleónico lleva implícita esa forma de ver la vida.


      Su evolución personal a lo largo de libro tiene mucho que ver con lo que es la realidad de una guerra. Todos esos valores idealizados se van al traste y termina preguntándose qué pinta en ese juego. Despotrica del ejército, de las ansias de gloria con las que sus compañeros de regimiento sueñan, de Napoleón, en fin, de todo lo que le rodea en esos momentos, y su mente retrocede en el tiempo para fijarla en unos ojos azules que conoció poco antes de ser destinado a España: Claire Zimmerman.


Napoleon Bonaparte

      Es una novela de lectura fácil, rápida y ágil en la que Pérez-Reverte muestra un gran conocimiento de esa época. Resulta muy interesante la conversación que el protagonista mantiene con un noble de los llamados "afrancesados" en Aranjuez y como éste, partidario de las nuevas ideas que se van propagando por Europa y que provienen de Francia, alecciona al subteniente sobre la idiosincrasia del pueblo español y de la incomprensible torpeza de Napoleón ignorándola. El francés no entiende como el pueblo español puede añorar a un Rey como Fernando VII, que es capaz, desde su dorado exilio en Francia, de felicitar al mismísimo Napoleón por los triunfos contra los españoles. El propio "afrancesado"  acusa a Napoleon de las matanzas del 2 de Mayo en Madrid y  deja atónito al oficial francés cuando le asegura que en ese momento él mismo se hubiera echado al monte contra Napoleón.

      Libro muy recomendable. En 2 días lo ventilas. Todo un clásico.

      Un saludo,

domingo, 15 de julio de 2012

"Les Passages" de París

      Cuando uno pasea por París y de repente se encuentra ante la entrada de uno de estos pasajes cubiertos es como si retrocediera en el tiempo y pasara de siglo XXI al XVIII. Su construcción se inicia a finales del  XVIII.


      En esa época París ya era una ciudad de lujo y diversión pero su estructura medieval hacía que sus callejuelas estuvieran permanentemente polvorientas y embarradas. No había desagües ni cloacas y por ellas circulaba mucha gente de manera desordenada. Inicialmente, el Duque de Orleans que era el propietario del Palais Royal, construyó en sus jardines unas galerías porticadas donde se establecieron una serie de comercios que funcionaron con mucho éxito. A partir de aquí se inició la edificación de estos Passages que lo que hacían era unir calles paralelas o perpendiculares entre sí a través de unas galerias construídas entre casas y que se cubrían con una bóveda acristalada.


Jardines del Palais Royal

      Desde estos jardines podemos dirigirnos hacia el norte y adentrarnos en las calles desde donde se inicia el recorrido de estos Passages.




       Podemos ver como están decoradas estas galerías. Mosaicos en el suelo y elegantes claraboyas que permiten una iluminación totalmente natural. El comercio es muy variado. Desde lujosas vinotecas con terraza exterior (a la galería), donde es saludable para el bolsillo no entrar, antiguas pastelerias, anticuarios, librerías antiguas, etc.



        Todos los Passages tienen nombre y a pesar de que en todos hay un poco de todo antiguamente estaban más especializados.

      Asi por ejemplo en el Passage Jouffroy podemos visitar un antiguo comercio de bastones, Bastones Monsieur Segas. Aquí los encontraremos a diferentes precios desde 150 a 1500 euros. En el Passage Chartres hay una fantástica tienda de pipas cuyo dueño la abre y cierra cuando le viene en gana. También existe una tienda de soldaditos de plomo (le informaré a Ramón Labayen) donde venden todo tipo de soldaditos de diferentes paises y en diversas posturas, así como armamento, animales, estandartes, etc, de una calidad excepcioal. Los precios ni pregunté. En el Passage Colbert podemos tomar un estupendo café en el café-restaurante Le Grand Colbert, mítico establecimiento parisino.



      Al comienzo de este artículo he insertado una foto de la entrada del Passage Panoramas. Es conocido por albergar comercios de filatelia y de tarjetas postales. Aquí he llegado a encontrar postales de San Sebastíán, Azpeitia y Tolosa. Los franceses son muy aficionados a coleccionar de todo y dentro del mundo de las tarjetas postales puedes encontrar de todo y en muy buen estado. Otra cosa son los precios.


      Como se puede ver en las fotografías, por dentro, son todos diferentes.Tienen como característica común el estar cubiertos por una bóveda acristalada siendo su iluminación totalmente natural. Tambíén varía el comercio en función de la categoría del Passage.



      En la confluencia de dos Passages nos encontramos con este comercio (reloj incluído) que datan de 1846. No recuerdo los nombres pero recuerdo que fue la parte final de este recorrido. De aquí salimos a la plaza donde se encuentra La Bolsa y tras la caminata nos  fuimos a comer a un establecimiento parisino de toda la vida: "Bouillon Chartier" (7 rue du Fg. Montmartre) con página web http://www.restaurant-chartier.com/. Vale la pena entrar en el apartado "A Table" para ver los precios.


      Restaurante que data de 1896, con un aire totalmente de principios de S. XX, en el que no se reserva mesa pero que siempre hay una libre. Todavía se conservan unos muebles con cajones numerados donde los clientes guardaban su servilleta y los cubiertos ya que en el local solo te servían el plato y la bebida.


      No lo he mencionado pero todo esto lo hicimos acompañados por 2 amigos parisinos (Marc y Christine) que fueros unos perfectos guías.

      Un saludo,