domingo, 18 de marzo de 2018

Berta Isla

      He terminado de leer el último libro de Javier Marías: Berta Isla. Según algunos, el mejor libro escrito por este autor. Había seguido su trayectoria cuando escribía artículos en el Semanal y en El País Semanal pero hasta la fecha no había leído ninguna obra suya y reconozco que me ha dejado con muy buenas sensaciones.




      Javier Marías es un escritor, traductor y editor  nacido en Madrid el 20 de Septiembre de 1951. Actualmente miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Su obra es muy extensa habiendo escrito una buena cantidad de libros, artículos, relatos y ha traducido al castellano obras de Joseph Conrad y William Faulkner entre otros. Asimismo ha recibido premios como el Ciutat de Barcelona, Nacional de Traducción, etc. También ha sido profesor en la Universidad de Oxford y en la Complutense de Madrid.



      Esta novela relata la relación entre Berta Isla y Tomás Nevinson. Dos jóvenes madrileños que se enamoran durante la adolescencia. Durante sus estudios en Oxford Tomás se ve involucrado en el asesinato de una joven. Uno de sus profesores le pone en contacto con un individuo perteneciente a los servicios secretos británicos, concretamente al MI6. Tomás tenía una gran habilidad para imitar a personajes y acentos de otros idiomas lo cual fue muy apreciado por el espionaje británico. A cambio de inmunidad se le ofrece la posibilidad de trabajar para La Corona. Berta y Nevinson se casan y toda su vida en común es un ir y venir de Tomás. Desaparece durante largas temporadas y por secreto profesional no puede desvelar ningún detalle de su trabajo. La trama es fácil de seguir y si algo me ha gustado es que aunque dejes de leerlo unos días, al retomarlo te introduces perfectamente en la novela.

      Como bien se relata en el libro "Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido. A veces creía que si, a veces creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él, o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. Pero también ella se había hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó"

      Se puede resumir que es un libro centrado principalmente en la espera, en la ausencia. Narrado en primera persona por Berta.

      Javier Marías se luce como un gran narrador y cada acto, gesto o dicho de sus protagonistas va seguido de una larguísima reflexión apenas separada por comas, echando en falta de vez en cuando frases más cortas que sirvan para recuperar el aliento.  

      Un grandísimo libro. Muy recomendable.

      Un saludo,

Portugal en autocaravana (2)

      Ya estamos en Oporto o Porto, tal y como la denominan en Portugal.

Vista de Oporto desde el Puente Luis I

       Nos tenemos que remontar a la época celta para tener conocimiento de esta ciudad, ciudad que ha dado nombre a Portugal. Inicialmente llamada Cale los romanos le añadieron el nombre de Portus: Portus Cale, origen del topónimo Portugal. Ciudad invadida por los visigodos y árabes fue reconquistada en el 880 por el Rey Alfonso I de Asturias. En 1138 consiguió independizarse del reino de Castilla y León. En 1387 Juan I de Portugal casó con Felipa de Lancaster, nieta del rey Enrique III de Inglaterra, matrimonio del que surgió el Tratado de Windsor y con él la alianza militar en vigor más antigua del mundo entre Portugal e Inglaterra. Posteriormente, en la época de los descubrimientos, Portugal y Oporto en particular desarrollaron un gran empuje económico ya que se puso en cabeza de la industria portuguesa de construcción de buques. Durante 60 años (1580-1640) España y Portugal permanecieron unidos en el imperio más grande jamás conocido. En 1678 Inglaterra, tradicional importadora de vinos franceses, entra en guerra con Francia suspendiendo dicha importación. Pone sus ojos en Portugal y concretamente en los vinos de la ribera del Duero portugués. Es a partir de entonces cuando Oporto experimenta un crecimiento colosal.

Oporto a la dcha. A la izda Vila Nova de Gaia


      Actualmente además de los vinos es un importantísimo destino turístico, tal y como se puede comprobar cuando uno va a esta ciudad.

Paseo por el Douro

      Dejamos la autocaravana en un camping situado en Vila Nova de Gaia. Para ir a la ciudad nos desplazábamos en un autobús de línea con un trayecto de aproximadamente 25 minutos de duración que nos dejaba en el centro de Oporto. Durante dos días pateamos una ciudad que "cae" al Duero. Todo son pendientes cuesta arriba cuesta abajo. Mucho turismo sobre todo francés (era el idioma que más se escuchaba). Voy a describir algunos lugares que visitamos.

Mercado de Bolhao

      El Mercado de Bolhao. La visita al mercado de una ciudad es para mí visita obligada. Como lo es la de su catedral. Palpas, hueles, el ambiente de sus habitantes. Los mercados hablan, te dicen muchas cosas de la vida de una ciudad. Disfrutas de los puestos de verduras, pescado, carne, y de los tenderos.  Este mercado está situado en un edificio de varias plantas  en el que los comercios se reparten en torno a un gran patio central cubierto. Es el mercado más emblemático de la ciudad. Su aspecto es de dejadez total y da la impresión que se cae a trozos. Esto es precisamente lo que le da mucho encanto. Supongo que su restauración formará parte de uno de los retos que debe acometer esta ciudad en su regeneración urbana Su construcción se remonta a 1850 y el edificio actual se inauguró en 1914.

Patio central del mercado

      En las galerías laterales se reparten puestos fundamentalmente de fruta y verdura y en la planta baja, que la vemos cubierta, los de flores, carnicería y pescadería.



      Está situado cerca de la Avenida de los Aliados, en una zona muy animada y popular de la ciudad. En este inmenso y decadente edificio se conserva la esencia de la ciudad de Oporto.

Escalera a las galerías laterales del mercado

         Otro referente interesante de visitar es la estación central de ferrocarriles. La Estación de San Bento.

Estación de San Bento

      Construída en un antiguo convento del siglo IX es un edificio de aspecto señorial. Lo verdaderamente impresionante es el interior. Un hall decorado con más de 20000 azulejos. Pintados por Jorge Colaço en 1930 evocan la vida tradicional en el norte de Portugal (escenas campestres, romerías....) así como grandes episodios idealizados de la historia de Portugal (la entrada triunfal en Oporto del rey Juan I, la conquista de Ceuta por Enrique el Navegante, etc).




Hall de la estación de San Bento

      Situada junto al edificio de la Bolsa se encuentra la Iglesia de San Francisco. Edificio del siglo XIV de estilo gótico combinado con elementos románicos y barrocos. Los franciscanos llegaron a Oporto en 1233 y tuvieron muchas dificultades para instalarse en la ciudad debido a la oposición del entonces Obispo de Oporto Don Pedro Salvadores. No obstante construyeron su primera iglesia gracias a la intermediación del Papa Inocencio V. Esta iglesia comenzó a edificarse en 1383 y finalizó en 1410 con un gran apoyo por parte de los habitantes de la ciudad.

Fachada de la Iglesia de San Francisco

      En la fotografía superior podemos ver la fachada en la que destaca un pórtico de estilo barroco construído entre los siglos XVII y XVIII. La entrada está flanqueada por dos pares de columnas salomónicas de gran tamaño. Arriba podemos ver la estatua de San Francisco.  El interior impresiona por su revestimiento dorado de estilo barroco incorporado en el siglo XVIII. Capillas, bóvedas y columnas fueron decoradas con una ornamentación de talla dorada que está considerada como uno de los mejores ejemplos del barroco europeo.

Nave central

      Se dice que  llegaron a emplearse 400 Kg de polvo de oro para decorar el interior.


Nave central
 
   Del interior me llamó  la atención el retablo de los mártires franciscanos en Marruecos.



      Impresionante también la capilla de la Virgen María.



      Terminada la visita de la iglesia nos dirigimos a las catacumbas, lugar donde reposan restos de sacerdotes franciscanos, ciudadanos de alta alcurnia y miembros de la nobleza local.



      Oporto es una ciudad que merece ser pateada. La variedad de edificios y de estilos que vas encontrando es muy gratificante. Los azulejos pintados en azul están omnipresentes en las fachadas de muchas casas e iglesias. En la zona alta de la ciudad está la calle Santa Catarina, zona comercial por excelencia con multitud de tiendas y cafeterías. Paseando por dicha calle nos encontramos con la Capilla de las Almas, construída a principios del siglo XVIII y con una impresionante fachada totalmente adornada de azulejos azules que representan momentos de la vida de San Francisco de Asís y Santa Catalina. En mi modesta opinión una de las iglesias más bonitas de la ciudad.

Capilla de las Almas

      En esta calle también está la conocidísima cafetería Majestic, local con fachada e interior de estilo modernista. La cantidad de gente que había para poder entrar hizo que desistiéramos de hacerlo.




      Sin embargo, muy cerca, en la calle Rio de Janeiro, nos encontramos con la heladería Vicent. Podemos ver como la fachada es asimismo modernista. No había gente así que decidimos entrar.



      Descendiendo por estas calles hacia el Duero llegamos a la plaza de Batalha. Aquí se encuentra la Iglesia de San Ildefonso. Una iglesia flanqueada por dos campanarios, construída entre 1709 y 1739 y con una hermosa fachada cubierta de azulejos.

Iglesia de San Ildefonso

      Seguimos bajando hacia el Douro y llegamos a la ribera del río, la Ribeira. Una zona eminentemente turística llena de cafeterías que miran al río. En los muelles atracan barcos que por unos euros te dan un paseo. Como la tarde acompañaba y el cansancio se acumulaba nos dimos un garbeo por el Duero. 

La Ribeira con el puente de Luis I

      El paseo consistía en ascender río arriba para, a continuación girar y llegar hasta la desembocadura del río. Calculo una hora entre ida y vuelta. Es como si en una gran capital te subes al bus turístico. Te acomodas y.....a descansar.



      Hay algunos detalles que se me han olvidado comentar. La visita a la catedral, el paseo por el casco antiguo y la zona donde estaba el camping, la playa de La Madalena.


Telecabina de Vila Nova de Gaia

         Utilizando un telecabina que asciende desde Vila Nova de Gaia llegamos a la zona alta de la ciudad. Atravesamos el Ponte de Dn. Luis, uno de los iconos de la ciudad de Oporto, inaugurado en 1886, y llegamos al Terreiro da Sé. Una amplia explanada donde se encuentran la catedral (Sé) y el Palacio Arzobispal. Nada más atravesar este puente nos encontramos con la fachada de un edificio adornado con una magnífica pintura de  Federico Draw que no termino de identificar. ¿José Saramago?.



     Continuamos caminando hasta la catedral (Sé). Es un pesado edificio de aspecto militar construído en el siglo XII de estilo protogótico, o sea, de la primera época del gótico. Como muchos edificios medievales portugueses está considerablemente modificado con intervenciones barrocas en los siglos XVII y XVIII.

Catedral y Palacio Arzobispal

      De aquí descendimos por unas callejuelas retorcidas con mucho encanto. Es el casco antiguo de la ciudad. Se acercaba la hora de comer y en una de esas calles descubrimos un pequeño restaurante de curioso nombre, totalmente familiar, regentado por una pareja y con un pequeño patio interior de lo más agradable. Ahí que nos quedamos. Comimos estupendamente. Totalmente aconsejable.



      Por si alguien está interesado lo puede encontrar en la Rua da Santana 33 y está muy bien referenciado en Tripadvisor.. No he encontrado pagina web pero existen muchas entradas en Internet.



      Vamos a terminar la visita a Oporto comentando la zona del camping. junto a la playa de la Madalena, en el término municipal de Vila Nova de Gaia. Situada en el sur de la desembocadura del Duero se nota que es una zona muy turística y destino seguramente de muchos habitantes de Oporto. Esta playa tiene muchos kilómetros de larga y se puede recorrer andando sobre un camino de madera levantado sobre la arena. 

Playa de La Madalena

      Era última hora de la tarde cuando decidimos dar un paseo, muy agradable por cierto. A lo largo del trayecto encuentras cafeterías con unas terrazas que miran al mar. Al estar orientados al oeste pudimos disfrutar de una larguísima puesta de sol.



      La tranquilidad y relajación que se respiraban no tenía nada que ver con la vorágine y el estrés de Oporto. Era un fastástico contraste, un buen final de jornada. Poder disfrutar de una puesta de sol con una cerveza o un vinho verde.  

Continuará.

Un saludo,   

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domingo, 11 de marzo de 2018

Al Dr. José Luis Munoa

       El Dr.  José Luis Munoa ha fallecido. Tenía 92 años y una amplísima vida dedicada tanto a su profesión, la Oftalmología, como al cultivo de otros aspectos de la vida. Hablamos de las humanidades, literatura, filosofía..... Cultura en general.

      La primera vez que oí hablar de él yo tendría alrededor de  13-14 años. Mi hermano pequeño, Luis, padecía de estrabismo y mis padres le llevaron a su consulta de la calle Hernani. Era entonces el oftalmólogo de más prestigio que había en San Sebastián. Todavía le recuerdo a mi hermano con unas gafas en las que le tapaban el "ojo bueno" y hacían trabajar al estrábico. Posteriormente coincidí con él en dos ocasiones. Como estudiante de Medicina en la Unidad Docente de la Facultad de Medicina en San Sebastián donde impartía las asignaturas de Oftalmología e Historia de la Medicina y, una vez terminada la carrera y realizada la especialidad de Anestesiología y Reanimación en Cataluña, como especialista en Policlínica Gipuzkoa.

      Como profesor tengo que reconocer que sus asignaturas eran de las pocas a las  que nunca dejaba de asistir. Eran auténticas clases magistrales aderezadas con multitud de entretenidísimas anécdotas personales. Recuerdo alguna como la del Ojo de Horus del antiguo Egipcio. Que maravilla oirle hablar de ese símbolo rodeado de una inquietante R. En una de sus geniales interpretaciones atribuía a esa R el símbolo que todos los médicos ponemos antes del nombre de un medicamento cuando firmamos una receta. Y como profesor de Historia de la Medicina era donde se le veía disfrutar de verdad. Que pozo de sabiduría. Que conocimiento de las diferentes culturas (maya, azteca, egipcia, griega, romana...). En esas clases no cogías apuntes. Te acomodabas y a escucharle. Nada exigente en sus asignaturas recuerdo mi examen de Historia de la Medicina. Conseguí un libro sobre  Medicina Natural escrito por otro de los grandes médicos humanistas que ha habido en Guipúzcoa, el Dr. Ignacio Barriola. El examen consistía en hacer un trabajo sobre un tema y lo podíamos firmar dos alumnos. Hice lo que ahora se llama un corta/pega y lo firmé junto con un compañero eibarrés. Nos puso un Notable pero tuvimos que "aguantar" una reprimenda por haber copiado prácticamente todo.

       En el último año de carrera, entre dos compañeros confeccionamos la orla en la que figuramos todos los alumnos que terminamos ese año. Comentamos con él que símbolos podríamos insertar. Nos citó en su casa de la Calle Iztueta de Gros. Tengo un recuerdo bastante preciso de aquel encuentro y del salón en el que nos recibió. Rodeados de libros y objetos de lo más curiosos. Nos fue enseñando lo que allí tenía. Entre otras cosas nos explicó por ejemplo porqué el "Caduceo" (vara de olivo con dos serpientes enroscadas ) representa el símbolo de la Medicina y  muchas veces se confunde con la Vara de Esculapio. En fin, detalles a los  que por entonces no  dábamos ninguna importancia pero que para él sí que la tenía.

      Una vez terminada la carrera realicé la especialidad de Anestesiología y Reanimación en el Hospital General de Vic (Barcelona), ciudad en la que residí durante 10 años y de la que guardo un gran recuerdo. Cuando tuve la oportunidad de volver (año 1995) y comencé a trabajar en Policlínica Gipuzkoa  coincidí con él de nuevo. Creo recordar que operaba los martes en un quirófano del antiguo bloque quirúrgico. Era "El Quirófano de Oftalmología" llamado así porque allí se realizaban las intervenciones de esa especialidad. En el techo, encima de la camilla, se encontraba literalmente empotrado un magnífico microscopio de la marca alemana Zeiss. Peligrosísimo sea dicho de paso ya que era de forma cuadrada con unas aristas y unas esquinas que como te dieras un cabezazo te acordabas unos cuantos días. Fui testigo del golpe que se dio una enfermera y como cayó inconsciente. Acto seguido se le tuvo que realizar un TAC craneal ya que no terminaba de recuperarse. Afortunadamente no pasó de ahí. Pues bien, sus sesiones quirúrgicas eran de lo más amenas. Te hablaba de todo, política, cultura, literatura, filosofía..... A su entrada en quirófano siempre me saludaba con un "Buenos días, joven". Trataba a todo el personal de usted.  Era un gran hombre, afable, cariñoso. Pasaba visita hasta los sábados por la mañana. Tenía una clientela fiel. Esos años estuve a punto de iniciar una tesis doctoral que iba a tratar sobre la Historia de la Anestesiología en Guipúzcoa.  Le pareció muy interesante el tema, estaba de acuerdo en ser mi director de tesis y me animó a hacerlo. Todo quedó en un proyecto ya que el trabajo diario me impidió continuar adelante.

      Poco a poco su asistencia a quirófano fue decayendo y su trabajo lo asumió su sobrino Enrique Aramendía. Fui perdiendo contacto con él y ocasionalmente nos encontrábamos en los pasillos, cafetería, etc. Su hija Nelly y su sobrino Enrique continuaron en su consulta y me iban informando sobre su salud, actividad profesional, intelectual, etc.

      Hace unos días vi su esquela y algunos artículos en el DV dedicados a él como el de José María Urquía, médico y profesor titular de la UPV, con el que me saludo habitualmente.

      Una gran pérdida la de un hombre entregado a su profesión de la que fue figura de gran prestigio no solo provincial sino nacional. También la de una persona de talante liberal, culta e ilustrada, que cultivó otras muchas facetas además de la Oftalmología.

      Un saludo,