viernes, 24 de mayo de 2013

Palmeras en la nieve

      Es el título de una novela de la aragonesa Luz Gabás (Monzón 1968). Es una historia novelada o una novela historiada, como se le quiera llamar, de una época en la que España poseía la colonia de Guinea Ecuatorial, llamada entonces Guinea Española, con sus dos provincias: Río Muni (en el continente) y Fernando Poo (isla). Recuerdo perfectamente como en el colegio, en la asignatura de Geografía, las incluíamos como provincias españolas. Creo que las generaciones actuales desconocen totalmente que España poseyera colonias en Africa.


Luz Gabás

      La autora, cuyo padre y abuelo trabajaron y vivieron en Fernando Poo durante esa época, nos sumerge de una manera magistral en la isla y, dada su amplísima información sobre la ex-colonia, nos sitúa en los años previos a la independencia de Guinea Española (1968).

Mapa de Guinea Española con la isla de Fernando Poo
  
       En los años 50 del siglo pasado,dos hermanos, Jacobo y Kilian, habitantes de un pueblo imaginario de la provincia de Huesca (Pasolobino),situado en lo que actualmente sería Cerler, emigran a Guinea Española en busca de trabajo y fortuna. Su padre trabaja allí desde hace varios años en la finca Sampaka dedicada al cultivo del cacao (esta finca existe todavía en la actualidad). Su cacao se considera de una calidad extraordinaria y se exporta por todo el mundo.

       En la vida real esta finca fue fundada por un oscense a principios del S. XX y allí fueron a trabajar muchos habitantes de la comarca de La Ribagorza ( Benasque, Benabarre, Bisaurri, Capella, etc). Vale la pena leer en el Blog de Carlos Bravo Suarez un articulo publicado el 28 de Septiembre de 2008 sobre la presencia de los ribagorzanos en Guinea.
 http://carlosbravosuarez.blogspot.com.es/2008_09_01_archive.html



      Volviendo a la novela, vamos viendo a lo largo de la misma las vicisitudes de estos dos hermanos junto a su padre en la plantación de Sampaka. Jacobo y su padre llevaban varios años allí. Kilian, protagonista de la novela, va por primera vez en 1953. Hace el viaje en barco desde Cádiz junto a su hermano. En la plantación trabajaban 2 años seguidos y volvían de vacaciones durante 6 meses. En el puerto de Bata, capital de Rio Muni, les espera su padre, Antón, y de allí a Santa Isabel, capital de la isla de Fernando Poo.


      Jacobo y Kilian son muy diferentes. Jacobo es juerguista, extrovertido, lleno de energía. Es de los que cree que los negros tienen que estar eternamente agradecidos a los blancos ya que sin éstos Africa no hubiera progresado. Kilian es más reflexivo, le interesa lo que ocurre en Guinea, cómo nos ven los nativos. Entabla amistad con los guineanos, se enamora de una nativa e incluso es invitado a ceremonias de una tribu de buvis. En Guinea Española había dos facciones entre los nativos: los fang y los buvis. Los fang dominaban en el territorio de Rio Muni(continente) y los buvis en la isla de Fernando Poo, eran irreconciliables.



     
       La llegada a Santa Isabel y a la finca de Sampaka están muy bien relatadas. La escritora describe con toda fidelidad lo que Kilian va encontrando durante ese trayecto. La imagen de su llegada a Fernando Poo se le quedará grabada en sus pupilas para el resto de su vida. Su hermano ya se lo había advertido: playas, calas de blanca arena con una vegetación tan frondosa que llegaba hasta la mismísima arena. El agua de tonalidad turquesa que abarcaba toda la gradación de verdes que se pudiera imaginar. La llegada al puerto con el ajetreo de los trabajadores, negros, y la empinada cuesta que debían subir hasta llegar a la Avenida de Alfonso XIII: La cuesta de las fiebres (nadie que la sube se escapa de ellas). El trayecto en coche por Santa Isabel le impresiona pero lo que ya le deja casi sin respiración es la entrada en Sampaka: un gran túnel con tierra rojiza y a ambos lados enormes palmeras reales que tapaban casi por completo la entrada de luz.

Entrada a la finca de Sampaka
 
       Los días posteriores a su llegada transcurren de descubrimiento en descubrimiento. Se describe muy bien la relación de los españoles o coloniales con los llamados braceros, nigerianos en su mayoría, que eran los que trabajaban en los cacaotales. Los nativos guineanos bastante tenían con sus espíritus y sus supersticiones. No eran buenos trabajadores. Muy documentado está todo lo relacionado con el cultivo, recolecta y tueste del cacao, las dos estaciones que existen en esa zona próxima al Ecuador, la seca (calor axfisiante) y la húmeda (lluvias torrenciales y mucha humedad). El huso horario: siempre duran las mismas horas la noche y el día. Como se divertían los españoles: El Casino, El Club de Tenis y sin desperdicio, el lugar de alterne por excelencia de Santa Isabel: el Anita Guau (existió en la vida real).



       La trama principal de la obra arranca en Pasolobino donde Jacobo y Kilian viven siendo ya mayores.  Las circunstancias de la independencia de Guinea, con una gran animadversión de los negros a todo lo relacionado con los blancos (a pesar de que gozaban de nacionalidad española), hizo que los españoles allí residentes y con prósperos negocios tuvieran que salir por piernas con prácticamente lo puesto (muy bien relatado en el libro). En el 2003 Clarence, hija de Jacobo, encuentra un trozo de una carta que le deja intranquila. Decide viajar a Guinea e investigar lo que ese mensaje deja traslucir. Se adentra en ese pasado colonial y va conociendo a personajes que tuvieron relación con su familia. Un secreto ocultado por ambos hermanos sale a relucir y ello cambiará totalmente la relación que entre ellos existió.

      Resulta muy interesante la historia de esta parte de Africa con las sucesivas aportaciones de portugueses, ingleses y finalmente de los españoles así como la situación político-social y económica de Guinea previa a la independencia. El mayúsculo error del gobierno español de turno en designar a Macías como presidente y su posterior fallido golpe de estado para derrocarlo. En esa época Guinea tenía la renta per capita más alta de los paises africanos y la presidencia de Macías llevó al pais a la miseria y pobreza más absolutas. La despreocupación española sobre un territorio muy rico en materias primas: cacao, madera, café y petróleo (se sabía que había importantes yacimientos en el subsuelo) así como el abandono a su suerte que sufrió la población española alli residente son asimismo destacables. Que poca información sobre Guinea nos dieron y que poco protagonismo se les ha dado a sus ex-habitantes a los que se les obligó, cuando llegaron en 1968, a no comentar nada de lo que allí ocurrió.  Otros países como Francia o Inglaterra tienen un notable control sobre sus excolonias implicándose en sus conflictos como recientemente ocurrió en Mali, excolonia francesa, impidiendo el avance de tropas islamistas (Francia envió a sus paracaidistas), todo ello gracias a una inteligente politica exterior. Sus procesos de descolonización nada tuvieron que ver con el que el gobierno español realizó en 1968, aunque parece que actualmente la presencia e influencia de lo español vuelve a asentarse de nuevo en Guinea Ecuatorial.

Manuel Fraga con Macías el día de la independencia
      
       El 3 de Agosto de 1979 Teodoro Obiang Nguema, sobrino de Macías, dio un golpe de estado derrocando a su tío. Macías fue juzgado y condenado a muerte. Ningún soldado guineano quiso formar parte del pelotón de fusilamiento ya que pensaban que tenía poderes sobrenaturales y tuvieron que ser soldados marroquíes los que dispararon.

      Para todo aquel que quiera conocer algo de nuestro pasado colonial aderezado con una historia familiar impactante recomiendo este libro. Yo personalmente he disfrutado muchísimo leyéndolo y reconozco que me ha enganchado. Durante su lectura he ido buscando información en Internet sobre esa ex-colonia española y he comprobado que mucho de lo que describe el libro existió y existe en la actualidad. Al terminarlo te das cuenta que Guinea se te ha pegado un poco en el cuerpo.  La autora en un gesto que le honra, al final de la obra, hace una relación de todas sus fuentes bibliográficas, que son muchas.

      Editado por Planeta, 732 páginas.

      Un saludo,

viernes, 3 de mayo de 2013

Desde el otro lado

      Hace unos días tuve que pasar por el quirófano para ser intervenido de una dolencia menor que precisaba de cirugía. Pasé los controles obligatorios: visita con el cirujano, visita preanestésica con la amable anestesióloga que solucionó mis dudas en cuanto al tipo de anestesia (regional o general) optando finalmente por la anestesia general y firma de los obligatorios consentimientos informados. Tengo que confesar que uno se dedica a ello (soy anestesiólogo) y sentía curiosidad de observar como se ve "el mundo" desde el lado del paciente. Iba muy mentalizado al quirófano y tenía una total confianza tanto en el cirujano como en el anestesiólogo (compañero de trabajo). Conozco a la perfección todos los pasos que se deben dar antes de "dormir" a un paciente y el exhaustivo control intraoperatorio a que son sometidos, las llamadas constantes vitales. La pericia y experiencia del cirujano así como del personal de enfermería que estaba en el quirófano también eran garantía de éxito.

Qurófano

      La intervención se desarrolló dentro de la normalidad con una duración aproximada de 1h 15'. Lógicamente no fui consciente de nada y para cuando abrí los ojos estaba en la URPA (Unidad de Reanimación Post Anestesica) al cuidado de una estupenda enfermera. Según me contaron, al despertarme en el quirófano era capaz da pasarme solo a la cama pero me lo impidieron y entre todos, evitando que hiciera esfuerzos, me ayudaron a hacerlo. Reconozco que de este episodio ni me acuerdo. Me fui espabilando poco a poco y cuando ya estaba suficientemente consciente me llevaron a la habitación. Estube ingresado unas horas y a media tarde me dieron el alta.

      Poniéndome en el lugar del paciente ves  que los pasos que debes dar están perfectamente establecidos y si te dejas llevar, que es lo que tienes que hacer, todo sale bien. Las explicaciones del personal de información son precisas, su amabilidad exquisita. Una vez en la habitación te dan un erótico camisón, de un material parecido al papel, que te lo debes poner habiéndote despelotado previamente. Te lo atas por detrás y a esperar en la cama. Un sonriente camillero entra en la habitación y te dice que tu turno ha llegado. Te lleva, empujando la cama por la parte de los pies. Tu vas de espaldas al mundo. Sería más entretenido ir al revés, es decir,  mirando de frente, pero supongo que lo harán así para no perder de vista el careto del paciente, no vaya a ser que le dé un vahído y el camillero ni se entere. Entré al quirófano, saludos, voces de ánimo, ¡valiente!, ¡torero! y chorradas por el estilo. El anestesiólogo responsable me cogió una via en el antebrazo izquierdo y a partir de ahí, teniendo como vista cenital un plafón donde se juntan los brazos de las diferentes pantallas que hay dentro del quirófano, a dormir. La inducción fue maravillosa, suave, muy placentera. Me colocaron un dispositivo llamado mascarilla laríngea (ver en Google "imagenes de mascarilla laringea") que ayuda a mantener una comunicación entre mi aparato respiratorio y el respirador que se programa para que me asista de manera artificial con el objetivo de oxigenar perfectamente mi organismo.


Cirujanos operando

      Una vez en la URPA te das cuenta del estado de sopor en el que te encuentras (mezcla de los diferentes fármacos administrados: hipnóticos, opioides, benzodiazepinas, gases anestésicos, etc) y de que te cuesta mantener los ojos abiertos. La sequedad de boca es impresionante (causada por un fármaco que generalmente usamos: atropina, extracto de la planta atropa belladona). La enfermera responsable te va preguntando como te encuentras y si te duele algo. Observo a mi alrededor y calculo que estamos unos cinco pacientes, por cierto uno de ellos un auténtico plasta ya que no callaba y no dejaba de hacer preguntas. La enfermera, muy educadamente, las iba contestando. Supongo que lo único que estaría pensando la enfermera  sería mandarle a la habitación, ya que como dice un colega anestesiólogo ¡dónde mejor que con su familia!. Poco a poco fui recobrando la consciencia, la enfermera me dio algo de agua y antes de mandarme a la habitación, un chicle ¡Bendito chicle!.

      Al llegar a la habitación estaba mi mujer y comentamos la jugada. Pasó la Jefa de Enfermería a saludarnos muy amablemente. Posteriormente el cirujano me dio precisas instrucciones y el anestesiólogo colega hizo lo propio. Hablamos sobre los fallos de carrocería que van apareciendo con la edad, él también ha pasado lo suyo, y para cuando me di cuenta tenía la comida en la habitación: sopa de arroz que me supo a gloria, un yogur y un zumo de naranja. Todo ayudado por mi resignada esposa. Lógicamente apareció un agradable sopor postpandrial y acompañado de mi inseparable iPhone nano escuché entre nebulosas la 8º sinfonía "incompleta" de Schubert. Más tarde apareció una guapísima compañera anestesióloga (casada y con dos hijos, por si a alguien le entran dudas) a saludarnos y charlamos un rato sobre unas vacaciones que iba a emprender. Así fue transcurriendo la tarde hasta que a eso de las seis, encontrándome bien y con el permiso del cirujano, decidimos volver a casa.


Etiquetas de fármacos anestésicos

      Ya me habian operado en otras ocasiones pero nunca desde que soy anestesiólogo. Pasando por ahí comprendes mucho mejor las angustias y las dudas que pueda tener la gente cuando va a operarse de algo. Es importante ver el mundo desde "el otro lado" porque así puedes informar con más conocimiento de causa sobre las dudas que nos plantean los pacientes.

       En la vida cotidiana, en el día a día, vamos tomando decisiones, importantes y menos importantes. Decidimos cuando salimos de casa, cuando volvemos, que compra vamos a hacer, cuando vuelvo, lo que voy a hacer para comer, etc. En un centro hospitalario estás vendido, como suele decirse. Deciden por tí. Eso a mucha gente le inquieta pero hay que tener en cuenta que todo funciona perfectamente y que lo hacen siempre pensando que va a ser lo mejor. De eso se trata. Y en cuanto al tema de la anestesia, que a mucha gente le angustia más que la propia cirugía, siempre explico lo mismo: nunca en la historia de la medicina un paciente ha estado tan vigilado en quirófano como actualmente y todos los parámetros que controlamos (electrocardiograma continuo, tension arterial, ondas de pulso, oxigenación corporal, grado de hipnosis, parámetros ventilatorios, etc) nos dan información exacta de cual es el estado del paciente a lo largo de toda la intervencion quirúrgica.


Equipo Quirúrgico

      Como podemos ver en la foto, dentro del quirófano hay todo un equipo integrado por  cirujanos (uno o dos), enfermero/a instrumentista, enfermero/a circulante que es el o la que suministra a la instrumentista el material que va necesitando y uno (generalmente) o dos anestesiólogos/as. Cada uno sabe muy bien cual es su trabajo y todo ese esfuerzo va destinado única y exclusivamente a que todo se desarrolle de una manera óptima para que la intervención quirúrgica sea un éxito.

      Un saludo,