viernes, 3 de mayo de 2013

Desde el otro lado

      Hace unos días tuve que pasar por el quirófano para ser intervenido de una dolencia menor que precisaba de cirugía. Pasé los controles obligatorios: visita con el cirujano, visita preanestésica con la amable anestesióloga que solucionó mis dudas en cuanto al tipo de anestesia (regional o general) optando finalmente por la anestesia general y firma de los obligatorios consentimientos informados. Tengo que confesar que uno se dedica a ello (soy anestesiólogo) y sentía curiosidad de observar como se ve "el mundo" desde el lado del paciente. Iba muy mentalizado al quirófano y tenía una total confianza tanto en el cirujano como en el anestesiólogo (compañero de trabajo). Conozco a la perfección todos los pasos que se deben dar antes de "dormir" a un paciente y el exhaustivo control intraoperatorio a que son sometidos, las llamadas constantes vitales. La pericia y experiencia del cirujano así como del personal de enfermería que estaba en el quirófano también eran garantía de éxito.

Qurófano

      La intervención se desarrolló dentro de la normalidad con una duración aproximada de 1h 15'. Lógicamente no fui consciente de nada y para cuando abrí los ojos estaba en la URPA (Unidad de Reanimación Post Anestesica) al cuidado de una estupenda enfermera. Según me contaron, al despertarme en el quirófano era capaz da pasarme solo a la cama pero me lo impidieron y entre todos, evitando que hiciera esfuerzos, me ayudaron a hacerlo. Reconozco que de este episodio ni me acuerdo. Me fui espabilando poco a poco y cuando ya estaba suficientemente consciente me llevaron a la habitación. Estube ingresado unas horas y a media tarde me dieron el alta.

      Poniéndome en el lugar del paciente ves  que los pasos que debes dar están perfectamente establecidos y si te dejas llevar, que es lo que tienes que hacer, todo sale bien. Las explicaciones del personal de información son precisas, su amabilidad exquisita. Una vez en la habitación te dan un erótico camisón, de un material parecido al papel, que te lo debes poner habiéndote despelotado previamente. Te lo atas por detrás y a esperar en la cama. Un sonriente camillero entra en la habitación y te dice que tu turno ha llegado. Te lleva, empujando la cama por la parte de los pies. Tu vas de espaldas al mundo. Sería más entretenido ir al revés, es decir,  mirando de frente, pero supongo que lo harán así para no perder de vista el careto del paciente, no vaya a ser que le dé un vahído y el camillero ni se entere. Entré al quirófano, saludos, voces de ánimo, ¡valiente!, ¡torero! y chorradas por el estilo. El anestesiólogo responsable me cogió una via en el antebrazo izquierdo y a partir de ahí, teniendo como vista cenital un plafón donde se juntan los brazos de las diferentes pantallas que hay dentro del quirófano, a dormir. La inducción fue maravillosa, suave, muy placentera. Me colocaron un dispositivo llamado mascarilla laríngea (ver en Google "imagenes de mascarilla laringea") que ayuda a mantener una comunicación entre mi aparato respiratorio y el respirador que se programa para que me asista de manera artificial con el objetivo de oxigenar perfectamente mi organismo.


Cirujanos operando

      Una vez en la URPA te das cuenta del estado de sopor en el que te encuentras (mezcla de los diferentes fármacos administrados: hipnóticos, opioides, benzodiazepinas, gases anestésicos, etc) y de que te cuesta mantener los ojos abiertos. La sequedad de boca es impresionante (causada por un fármaco que generalmente usamos: atropina, extracto de la planta atropa belladona). La enfermera responsable te va preguntando como te encuentras y si te duele algo. Observo a mi alrededor y calculo que estamos unos cinco pacientes, por cierto uno de ellos un auténtico plasta ya que no callaba y no dejaba de hacer preguntas. La enfermera, muy educadamente, las iba contestando. Supongo que lo único que estaría pensando la enfermera  sería mandarle a la habitación, ya que como dice un colega anestesiólogo ¡dónde mejor que con su familia!. Poco a poco fui recobrando la consciencia, la enfermera me dio algo de agua y antes de mandarme a la habitación, un chicle ¡Bendito chicle!.

      Al llegar a la habitación estaba mi mujer y comentamos la jugada. Pasó la Jefa de Enfermería a saludarnos muy amablemente. Posteriormente el cirujano me dio precisas instrucciones y el anestesiólogo colega hizo lo propio. Hablamos sobre los fallos de carrocería que van apareciendo con la edad, él también ha pasado lo suyo, y para cuando me di cuenta tenía la comida en la habitación: sopa de arroz que me supo a gloria, un yogur y un zumo de naranja. Todo ayudado por mi resignada esposa. Lógicamente apareció un agradable sopor postpandrial y acompañado de mi inseparable iPhone nano escuché entre nebulosas la 8º sinfonía "incompleta" de Schubert. Más tarde apareció una guapísima compañera anestesióloga (casada y con dos hijos, por si a alguien le entran dudas) a saludarnos y charlamos un rato sobre unas vacaciones que iba a emprender. Así fue transcurriendo la tarde hasta que a eso de las seis, encontrándome bien y con el permiso del cirujano, decidimos volver a casa.


Etiquetas de fármacos anestésicos

      Ya me habian operado en otras ocasiones pero nunca desde que soy anestesiólogo. Pasando por ahí comprendes mucho mejor las angustias y las dudas que pueda tener la gente cuando va a operarse de algo. Es importante ver el mundo desde "el otro lado" porque así puedes informar con más conocimiento de causa sobre las dudas que nos plantean los pacientes.

       En la vida cotidiana, en el día a día, vamos tomando decisiones, importantes y menos importantes. Decidimos cuando salimos de casa, cuando volvemos, que compra vamos a hacer, cuando vuelvo, lo que voy a hacer para comer, etc. En un centro hospitalario estás vendido, como suele decirse. Deciden por tí. Eso a mucha gente le inquieta pero hay que tener en cuenta que todo funciona perfectamente y que lo hacen siempre pensando que va a ser lo mejor. De eso se trata. Y en cuanto al tema de la anestesia, que a mucha gente le angustia más que la propia cirugía, siempre explico lo mismo: nunca en la historia de la medicina un paciente ha estado tan vigilado en quirófano como actualmente y todos los parámetros que controlamos (electrocardiograma continuo, tension arterial, ondas de pulso, oxigenación corporal, grado de hipnosis, parámetros ventilatorios, etc) nos dan información exacta de cual es el estado del paciente a lo largo de toda la intervencion quirúrgica.


Equipo Quirúrgico

      Como podemos ver en la foto, dentro del quirófano hay todo un equipo integrado por  cirujanos (uno o dos), enfermero/a instrumentista, enfermero/a circulante que es el o la que suministra a la instrumentista el material que va necesitando y uno (generalmente) o dos anestesiólogos/as. Cada uno sabe muy bien cual es su trabajo y todo ese esfuerzo va destinado única y exclusivamente a que todo se desarrolle de una manera óptima para que la intervención quirúrgica sea un éxito.

      Un saludo,

2 comentarios:

  1. No hay nada como ser un profesional para bien describir lo que sucede cuando lo vive como un humano corriente.

    Me alegra que todo te haya salido bien, José María. Y doy testimonio de lo bien que me trataste(eis) cuando hace poco estuve en "tu" quirófano

    Javier Elzo

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