lunes, 6 de diciembre de 2021

Mariza

 El pasado 30 de Noviembre actuó en el Kursaal donostiarra Mariza. Actualmente, junto a Ana Moura, se les puede considerar las mejores voces del fado portugués. 


Es el nombre artístico de Marisa Dos Reis Nunes nacida en el Mozambique portugués el 16 de Diciembre de 1973. De madre mozambiqueña y padre portugués creció en el barrio lisboeta de la Mouraria, cuna del fado. Allí se fue empapando de esa música aunque inicialmente sus preferencias se decantaron por el gospel, el R&B (rhythm&blues) y la música brasileña.


Según cuenta su biografía su aproximación al fado tiene lugar en 1999 tras la muerte de la gran fadista portuguesa Amalia Rodrigues en cuyos homenajes póstumos Mariza participó.

Publicó su primer álbum en 2001, Fado em mim. En 2003 le siguió Fado curvo gracias al cual obtuvo ya reconocimiento internacional. Posteriormente siguieron otros discos, Transparente, Hay una música del pueblo (junto al cantaor José Mercé), Mi fado mío, etc. En 2007 participó en la película Fados bajo la dirección de Carlos Saura. El 24 de Mayo de 2014 interpreta el himno de la UEFA Champions League en la apertura de la Final de la Champions que se jugó en el Estadio da Luz de Lisboa y que enfrentó al Real Madrid y al Atlético de Madrid. En total ha publicado 10 álbumes siendo el último en 2020 y que forma parte de la gira que está realizando actualmente: Mariza canta Amalia. En España tiene previsto actuar en La Coruña, Madrid, Bilbao y Donostia.


Fue un concierto de unas 2 horas de duración sin descansos en el que pudimos ver y oír a una Mariza totalmente entregada, con una imponente capacidad vocal y una presencia escénica arrolladora. Todo en ella es genuino. Con que elegancia movía unos brazos interminables, en los que destacaban unos tatuajes florales que ocupaban prácticamente todo el brazo derecho, y unas manos con unos finísimos dedos. Entre canción y canción fue contando anécdotas de su vida en un casi perfecto castellano. Muy cercana, muy humana.


Comenzó el concierto interpretando dos fados con una profundidad y sentimentalismo fuera de lo común que consiguieron que unas lágrimas de cocodrilo empañaran mis gafas. Es que los fados son así, si te llegan te revuelven. Son poesía ayudada por la música, dulce melancolía que traduce muy claramente la identidad lusa. Interpretados por Mariza los podemos asimilar casi de la misma manera que lo haría un lisboeta. 


La puesta en escena muy austera: un acordeonista, una guitarra española, una guitarra portuguesa, un bajo y una batería. Los fue presentando y de todos destacaba el de la guitarra portuguesa. Un instrumento muy reconocible por su sonido y muy presente en la música popular portuguesa que consta de 12 cuerdas agrupadas de dos en dos. Una caja con forma de pera y un mástil más corto que el de la guitarra española. El intérprete, Luis Guerreiro, lo bordó.


Un concierto inolvidable y una cantante impresionante que espero la volvamos a ver por aquí de nuevo.

Un saludo,


martes, 30 de noviembre de 2021

Premio Planeta 2021: La Bestia

 Cada año la noche del 15 de Octubre se celebra en Barcelona la entrega del Premio Planeta. Instaurado en 1952 por José Manuel Lara Hernández, fundador de la Editorial Planeta, premia  una obra inédita al ganador y otorga otro premio para la obra finalista. La elección de la fecha, festividad de Santa Teresa, la eligió el propio fundador al ser la onomástica de su mujer Mª Teresa Bosch. Es el premio literario mejor dotado económicamente del mundo, por delante del Nobel (995000 euros). El ganador de este año se ha llevado un millón de euros y la obra finalista doscientos mil. Ahora bien, todos los derechos de autor y lo que se gana con las ventas quedan en propiedad de la editorial, siendo ésto, el hecho de ser una obra no editada y la cuantía del premio lo que le diferencia de otros premios como el Goncourt en el que el ganador se lleva un talón de 10 euros, se premia una obra ya editada durante el año y todas las ventas repercuten en el escritor. El Premio Planeta siempre ha estado rodeado de polémica ya que generalmente el ganador suele ser un escritor consolidado y así se premia de alguna manera su trayectoria, y siempre se ha rumoreado que el autor premiado ya está decidido de antemano siendo la propia editorial la que le anima a que escriba un libro. En cuanto al finalista generalmente recae en un autor no tan conocido siendo su novela muchas veces de más calidad literaria que la ganadora. A pesar de esta rumorología "La noche de los Premio Planeta" siempre constituye un  gran acontecimiento de las letras españolas.



Este año la obra ganadora ha sido La Bestia, escrita por Carmen Mola. Por fin se ha descubierto quien o quienes estaban detrás de este nombre ya que desde hace tiempo se rumoreaba que era un pseudónimo. En este caso no era una persona sino tres: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Los tres relacionados con el mundo del cine como guionistas y también con el de las letras como escritores de varias novelas. Firmando como Carmen Mola han escrito varios libros de éxito: La novia gitana, La red púrpura y La nena.


La  ciudad de Madrid es la gran protagonista de la obra. Corre el año 1834 y una de las peores epidemias de cólera azota la capital. Los habitantes de la capital están horrorizados no sólo por la epidemia, también por la desaparición de varias niñas cuyos cadáveres aparecen posteriormente desmembrados. La prensa no recoge con mucho entusiasmo esta noticia ya que estas niñas proceden en su mayoría de los arrabales de la ciudad. Estos crímenes se atribuyen a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen.

 La ignorancia y el desconocimiento en cuanto al mecanismo de transmisión del cólera y las medidas higiénico-sanitarias que había que tomar, hacen que se atribuya al clero la culpabilidad de su propagación. Un episodio ocurrido el 17 de Julio de 1834 en la Plaza de la Cebada, junto a la Puerta del Sol, desencadena una matanza de frailes cuando un joven en plan gamberrada arroja tierra en el cántaro de un aguador. Los aguadores eran personajes reales que hacían acopio de agua (no existía entonces una red pública de suministro) en las fuentes o manantiales para venderla por las casas o en la propia calle. Ese acontecimiento hace correr el rumor de que los frailes utilizan a jóvenes para contaminar el agua de las fuentes públicas lo que provoca el apaleamiento y muerte del adolescente y se desencadena un motín anticlerical que termina en una orgía de sangre y venganza. Este episodio relatado en el libro es real y provoca el asalto de iglesias siendo el acontecimiento mas importante el asesinato de 43 frailes franciscanos del convento de San Francisco el Grande.


La Primera Guerra Carlista tiene lugar durante esas fechas y el libro relata como diferentes personajes del bando del pretendiente intentan infiltrarse en las estructuras del poder de Madrid afines al bando isabelino o cristino. 


También hace acto de presencia una secta de origen italiano "Los Carbonarios" cuyo origen procede de los profesionales del carbón. Sus miembros intentan luchar desde dentro contra  el absolutismo que en este caso está representado por el carlismo. A la vez esta secta va a intentar luchar contra la epidemia de cólera a través de unos rituales que pretendidamente van a ser beneficiosos para sus miembros. 


Un periodista: Diego Ruiz, un policía local: Donoso Gual, una duquesa: Ana Castelar, La Bestia, forman parte de los personajes protagonistas de la novela junto a Lucía de 14 años cuya hermana Clara desaparece y Josefa La Leona, madama de un burdel de la calle del Clavel. Los acontecimientos transcurren rápidamente ya que el tiempo juega en contra de los protagonistas lo que permite que la lectura del libro sea muy entretenida y "enganche"


Reconozco que de los últimos Premio Planeta leídos, éste es el que más me ha gustado. Se que no tengo la capacidad que puede tener un crítico literario para destripar una obra escrita pero cuando un libro me introduce en la trama de la manera que lo ha hecho La Bestia termino recomendándolo a todos mis conocidos.

 Tengo pendiente leer el finalista: Últimos días en Berlín  de Paloma Sánchez-Garnica. El argumento promete.

Un saludo,






lunes, 22 de noviembre de 2021

Con Alberto Santana en Tolosa

 El pasado sábado 20 de Noviembre, organizado por José Angel Calvo y Ana Guti, nos juntamos en Tolosa un grupo de estudiantes de la UNED (Geografía e Historia, Historia del Arte) capitaneados por el Profesor Alberto Santana, historiador, divulgador, investigador, presentador de programas televisivos como "Una Historia de Vasconia" y un largo etcétera más. Dos importantes motivos concurrían en la convocatoria. Mejor dicho tres. El primero era homenajear a dos nuevos graduados en Hª del Arte de la UNED: Jon Garay y Virginia Herrero (siempre diré que obtener una graduación en la UNED es de un mérito mayúsculo). El segundo, realizar una pequeña visita a la Parroquia de Santa María y alrededores con explicaciones de Brian Cullen, guía de Tolosaldea Tour. Y el tercero era el reencuentro de viejos amigos tras la pandemia. La última salida conjunta fue el 9 de Marzo de 2020, una semana antes del confinamiento, en la que hicimos una visita a Segura, recogida en este blog. Durante ese encuentro creo recordar que ni hablamos del tema. Quien nos iba a decir entonces la que nos venía encima.



                                                                                

La cita era a las 11h30 en el Casino de Tolosa para dirigirnos a la Plaza Santa María frente a la iglesia del mismo nombre. Allí nos esperaba Brian. Comenzó con explicaciones sobre la historia de la villa, sus orígenes, y datos sobre la construcción de la iglesia así como las diversas vicisitudes por las que tuvo que pasar. Nos mostró unos dibujos en los que se podía apreciar como era originariamente la localidad. Como el río Oria se dividía hacia el oeste formando un canal llamado Errentegibel, creado artificialmente para discurrir delante de la muralla y así darle aspecto de foso con agua. Actualmente estaríamos hablando de un canal que fluiría bajo la calle Pablo Gorosábel, más conocida como calle Rondilla. Por lo tanto Tolosa quedaría conformada como una isla rodeada por el río Oria y dicho canal.


De la Plaza Santa María nos dirigimos a los aledaños del Palacio Aramburu, edificio construído en el siglo XVII de estilo "barroco vasco". Nos situamos en un lateral de la parroquia y aquí Brian nos fue explicando la importancia del río en la construcción de diferentes molinos, la recopilación de los Fueros y su posterior edición por Miguel de Aramburu en 1697 y aspectos de la construcción del palacio y de la iglesia. Junto al mismo unas ruinas nos trasladan al siglo XVI. Pertenecen a un palacio que mandó construir la mujer de  Juan de Idiáquez, Catalina de Yurramendi,  y que posteriormente su hijo, Alonso (secretario Real de Carlos I de España), enamorado de la donostiarra Gracia de Olazábal, mandó parar las obras y así poder dedicarse a la edificación de lo que hoy es el Museo San Telmo de San Sebastián. Tanto Alonso de Idiáquez como Gracia de Olazábal están allí enterrados.


Posteriormente pasamos al interior de la iglesia de Santa María. 

Este templo reemplazó a otra iglesia más pequeña que ardió en un incendio en 1503. Es la segunda iglesia más grande de Guipúzcoa con 1630 metros cuadrados. Se necesitaron 200 años para terminar las obras y combina varios estilos: renacentista vasco, barroco y neoclásico. De entre todos los arquitectos, maestros canteros, etc, hay que destacar a Martín Carrera. Por dentro tiene tres naves de la misma altura sujetadas por seis impresionantes columnas. Podría pertenecer a las llamadas Hallenkirche (iglesias-salón) en las que las naves presentan todas la misma altura. Diferentes obras engalanan sus paredes. Yo me detengo en dos de ellas (esculturas en madera policromada): una Piedad y el Santo Entierro del Señor, ambas obras de Joannes de Anchieta (Azpeitia 1533-Pamplona 1588).


 Entrando a la iglesia por la puerta principal, a la derecha, una portada adosada a la pared llama nuestra atención. Es la portada perteneciente a la desaparecida iglesia de San Esteban, que se encontraba a las afueras de la villa. Fue trasladada a Santa María en 1918 por iniciativa de Dn. Gabino Irazusta y Dña. Petra Zalacain y de Dn. Ramón Sesé y Dña. Isabel Zalacain. Es del siglo XIII y los arcos levemente apuntados nos indican que pertenece a la fase final del románico e inicios del gótico (tardorománico o protogótico)


Durante toda la visita el organista, el santanderino Óscar Rodríguez, fue interpretando diferentes obras  así que decidimos subir al coro. Un soberbio Stoltz-Fréres de 1885 (marca francesa de sobrado prestigio) se dejaba teclear por Óscar que estaba practicando para poder presentarse a unas oposiciones de organista. Tuve la ocasión de hablar con él y estaba maravillado de su sonido. Este órgano en 2010 fue desmontado y trasladado a la casa madre de París para ser restaurado totalmente por el organero francés Dénis Lacorre. En Guipúzcoa existen otros dos de la misma marca, uno en Bergara y otro en Zumaya.


 Lo siguiente era visitar el bajo techo de la iglesia que se conserva perfectamente con toda su estructura en madera. La mañana iba pasando y como se celebraba la feria de la alubia dejé esa visita para ir al Triángulo, centro neurálgico de Tolosa, y comprar unas alubias rojas de la cosecha de este año. 


Pude reengancharme al grupo y poco a poco fuimos hacia el Casino. Una parada en un pequeño mirador junto al río Oria nos permitió contemplar el puente de Navarra, la presa neumática colocada en el Oria y el canal por donde circula el agua que se dirige al molino (el único que queda de los tres que había en la localidad). 


Como todavía quedaba tiempo para las 14h30 (hora de la comida) fuimos a tomar algo al Bar Triángulo mientras José Angel y Ana se ponían manos a la obra en los fogones.


La comida que nos esperaba era de lo más dietético: Alubias rojas y sus sacramentos: morcilla, mondeju, chistorra, berza y costilla de ternera. Para los postres unos pasteles de Bergara y Luisa nos deleitó con un helado de limón al cava soberbio. Bravísimo por Ana y José Angel: lo bordaron. La comida discurrió de manera amena y entretenida.


Antes de los cafés llegó el momento del reconocimiento y entrega de galones a los nuevos graduados Jon y Virginia. Este fue el momento estelar de Alberto. Se desabrochó la camisa y dejó a la vista una camiseta impresa con una conocida pintura del romanticismo alemán, obra de Caspar David Friedrich: "El caminante sobre el mar de nubes". Nos sorprendió con un emotivo discurso de agradecimiento a los presentes y de felicitaciones a los homenajeados resaltando lo complicado y difícil que resulta la compaginación de las actividades diarias tanto laborales como familiares y los estudios en UNED Bergara. Y es así. Recalcó que no tenemos que dejar de aprender, aprender continuamente porque eso nos va a hacer felices y ser mejores personas. Tanto a Jon como a Virginia se les impuso una banda y un birrete de graduación tras lo cual, ambos, nos lo agradecieron con un breve discurso para pasar a continuación a la sesión de fotos.







Otro momento estelar de la velada fue la "sorpresa" con la que el bergarés Izaro Aperribai nos deslumbró. Versionó con un poema de cosecha propia una canción de Xabier Lete "Itsasoan urak handi dire", se tomó la molestia de escribirla en un folio con una máquina de escribir Olivetti y nos lo entregó personalmente a cada uno de los comensales firmada y numerada. El mío era el 6/20. Con un diapasón nos dio la nota de arranque y la verdad es que cantamos bastante bien. Un genio Izaro, siempre nos sorprende con cosas diferentes.





 José Angel, en nombre de Andía Elkartea (agrupación cultural de Tolosa), nos obsequió con una breve historia de Tolosa escrita en formato de revista por Mikel Gotzon Tellería, historiador tolosarra especializado en recopilar datos sobre la villa y publicarlos. Dentro había una pequeña sorpresa: la letra íntegra del "Gaudeamus igitur", himno universitario por excelencia presente en todas las ceremonias de graduación universitaria. Hubo más de una intentona en cantarlo conjuntamente y fue un auténtico despropósito aunque la idea estuvo muy acertada.



Eran las seis y media y todavía no habían llegado los cafés ni las copas. Consideré que una buena retirada era lo más aconsejable ya que tenía que conducir y no quería tener problemas. Así que me despedí del personal, recogí las alubias que había comprado y a casa que la familia me esperaba para dar una vuelta y tomar algo por el barrio.

Solo puedo decir que fue una jornada inolvidable y de reencuentro con compañeros que nos nos veíamos desde Marzo de 2020. 

Todos esperamos que se vuelva a repetir.

Un saludo,








domingo, 7 de noviembre de 2021

Premio Goncourt

 El Premio Goncourt es un premio literario de Francia creado por Edmond Huot de Goncourt (Nancy, 26 de mayo de 1822- Champrosay, 16 de julio de1896), escritor francés que en su testamento de 1896 propuso instituir dicho premio como reconocimiento a su hermano Jules, asimismo escritor y que colaboró mucho con él.


Se otorgó por primera vez el 21 de Diciembre de 1903 y desde entonces se ha convertido en uno de los principales premios literarios de Francia. Inicialmente el premio era de 5000 francos. Actualmente es simbólico: un talón por valor de 10 euros que los ganadores enmarcan como recuerdo. La concesión de este premio repercute en un importante aumento en la cifra de ventas de la novela ganadora, de otras obras del autor y en el prestigio y reconocimiento del ganador.


El Premio Goncourt se proclama el primer martes de Noviembre por los diez miembros de la Academia Goncourt quienes recompensan "el mejor volumen de imaginación en prosa" entre las novelas publicadas durante el año en curso. Esta es la diferencia con otros premios literarios como el Planeta o el Nadal que premian obras inéditas siendo las editoriales respectivas las que se quedan con los beneficios de las ventas. En este caso las ventas van a repercutir en el escritor. El premio solo puede ser otorgado una vez en la vida de cada escritor


 Antes de decidir el ganador los miembros de la Academia realizan tres preselecciones que comienzan en Septiembre. Cada martes se reúnen en su salón ubicado en la segunda planta del restaurante Drouant (Calle Gaillon, segundo distrito de París). Es en la escalera de este establecimiento donde se hace entrega del galardón al escritor elegido.


Hay un máximo de 14 rondas de votación: en las 10 primeras el ganador debe contar con mayoría absoluta (la mitad más uno). De la 11ª a la 13ª basta con mayoría simple y en la decimocuarta, en caso de empate decide el voto del presidente.


Este premio siempre estuvo envuelto en polémicas sobre la posible implicación de los miembros del jurado con editoriales que podrían beneficiarse de la publicación de la obra ganadora. Por eso en 2008, tras repetidas críticas, la academia modificó las reglas y estableció la incompatibilidad de ser miembro del jurado y recibir un salario de una editorial. También se puso en 80 años el tope de edad para ser miembro del jurado. Estas decisiones fueron beneficiosas para el Premio Goncourt ya que lo "envolvieron" en un aura de asepsia que prestigiaron más, si cabe, la concesión del galardón.


A lo largo de la historia de este premio  ha habido notables novelistas ganadores de este galardón. Algunos muy conocidos como Marcel Proust, Simone de Beauvoir, André Malraux, Marguerita Duras, etc...

Mi conocimiento de la existencia de este premio viene de la compra de un libro en una feria del libro y  cuyo argumento me interesó. Leí que había merecido el Premio Gouncourt de 2017 y fue a partir de entonces cuando descubrí lo importante que para las letras francesas representa ganarlo. El libro describía con crudeza la implicación de las grandes y conocidas firmas tecnológicas alemanas en la financiación del partido nacional-socialista alemán durante el mandato de Adolf Hitler. El autor Éric Vuillard y el título, La orden del día.



Otro novelista premiado es Pierre Lemaitre, escritor muy conocido en Francia, que con la novela "Au revoir là-haut" (Nos vemos allá arriba) consiguió ganarlo en 2013. En este libro nos cuenta la historia de dos soldados tras el final de la I Guerra Mundial y está ambientada en los años veinte.



El año pasado fue galardonado Hervé Le Tellier con un atrevido libro: L' Anomalie (La Anomalía), en el que mezcla el thriller con la ciencia ficción. Un vuelo, París - Nueva York aterriza con  un intervalo de meses con los mismos pasajeros.


Este año ha sido premiado un joven escritor senegalés de 31 años: Mohamed Mbougar Sarr. El título de la novela : La plus sècrete mémoire des homes. Actualmente una pequeña editorial francesa tiene los derechos del autor. Me imagino que en pocas fechas lo tendremos traducido al castellano por alguna editorial española.


Durante la misma velada se entregan otros premios literarios como el Renaudot que aunque también es importante no goza del prestigio del Goncourt.

Los seguidores de los autores premiados con el Goncourt esperamos con impaciencia la edición en castellano de esta novela. Seguro que no nos defraudará.

Un saludo,





martes, 2 de noviembre de 2021

Viaje a Portugal

Tras casi año y medio de sequía literaria condicionada por múltiples factores, retomo la escritura como medio para poder entretenerme y a la vez poner en conocimiento diversas actividades que voy a ir realizando de ahora en adelante.
 En esta ocasión me voy a repetir en cuanto al país de destino y medio de transporte pero con información y fotografías de otras ciudades aunque una de ellas se repite, Oporto. Volvimos a alquilar una autocaravana (AC) esta vez en Pamplona.(www.bertizautocaravanas.com). Para localizar áreas de aparcamiento y campings utilicé una aplicación gratuita en el móvil muy práctica y con mucha información: "park4night". Entre esta app y el TomTom nos arreglamos muy bien aunque en alguna ocasión (llegando a Guimarães) nos mandó por alguna carretera/camino que dejaba mucho que desear.
Este viaje lo hemos realizado a lo largo una semana durante el mes de Septiembre teniendo como punto de partida Pamplona. Las ciudades previstas en el viaje de ida eran Braganza, Amarante, Guimarães, Braga y Oporto. La vuelta la iríamos decidiendo sobre la marcha. Estas ciudades se localizan en la vertiente norte del Duero excepto Oporto que está en su desembocadura. Así que nos pusimos en marcha desde Pamplona dirección Braganza.


BRAGANZA
Esta primera etapa fue la más larga que hicimos (531 km). Pamplona - Burgos - Valladolid - Zamora, Alcañices - Braganza. Por supuesto no es lo mismo hacerlo en coche que en AC. Tardas más pero también paras más y como no tienes reserva hecha de ningún tipo no hay prisa por llegar al destino. En este caso era un área de AC junto al Castillo de Braganza (R. de Säo Francisco), gratuita y dotada de los servicios necesarios. Una zona muy tranquila, rodeada de membrillos y con la imponente compañía del Castillo. Consultando Maps y caminando a través de la Rua de Säo Francisco, en 15 minutos accedíamos en la céntrica Plaza de la Catedral o Sé Velha.



Una vez instalados en el parking y nivelada la AC fuimos de paseo hasta la Plaza de la Catedral. La calle San Francisco es una calle adoquinada, estrecha, con las aceras asimismo adoquinadas (muy típico en Portugal). Llegamos a la Plaza y nos sentamos en una cafetería frente a la Catedral a tomar un refrigerio. No pudimos entrar pero pudimos visitar el pequeño claustro. Este conjunto catedralicio fue un antiguo seminario jesuita (aquí los jesuitas tuvieron una fuerte presencia). 



Braganza es conocida como la ciudad de los museos. Dada la hora que era solo pudimos visitar un curioso museo dedicado a la castaña. Ahí nos enteramos que la comarca produce el 80% de las castañas que se recogen en Portugal elaborando con ellas cantidad de productos: repostería, vinagre, aceite, dulces.....Compramos un vinagre que una vez probado nos defraudó: era bastante dulce. Iba anocheciendo y volvimos al parking. Dimos un paseo por los alrededores y nos retiramos a dormir. La visita al Castillo la dejamos para el día siguiente. Esa noche hizo bastante frío y al levantarnos dentro de la AC marcaba 13 grados. Desayunamos en una cafetería cercana y nos dirigimos al Castillo (muy próximo). Accedimos a la ciudadela amurallada por la Puerta del Sol. Ahí  se encuentran el Castillo, La Iglesia de Santa María y el Domus Municipalis.



El Castillo es una imponente obra  del S.XIII remodelado en el XV desde del que se domina la ciudad y sus alrededores. Actualmente alberga el Museo Militar de Braganza. Destacan dos torres, la del Homenaje y la de la Princesa. 



Muy cerca del castillo se halla el Domus Municipalis, llamado antiguamente Sala del Concelho porque era donde se reunían las autoridades locales. Un pequeño e interesante edificio románico que destaca por ser una de las pocas construcciones románicas civiles, no religiosas, que se conservan en la Península.




Junto al Domus Municipalis se encuentra la Iglesia de Santa María que combina en el exterior elementos barrocos, románicos y renacentistas. No pudimos verla por dentro ya que estaba cerrada.



Terminada la visita tomamos un café en un establecimiento de la ciudadela que destilaba un romántico aire medieval y volvimos a la AC para realizar el siguiente trayecto: Braganza-Amarante-Guimarães (distancia total 198 km)






AMARANTE
Salimos de Braganza dirección Amarante a través de la autopista A4. Distancia: 153 km. Aunque la idea era dormir en Guimarães la visita a Amarante nos apetecía porque habíamos leído cosas interesantes de esta ciudad y además nos pillaba de paso.
Es una ciudad de unos 61000 habitantes perteneciente al distrito de Oporto. Atravesada por el río Támega, afluente del Duero. Un caudaloso río en el que se pueden practicar diversas actividades acuáticas.




Su historia está ligada a un puente: el puente de Säo Gonçalo. Este puente es la referencia de la resistencia de Amarante a la invasión de las tropas napoleónicas en 1808. La población de la ciudad se unió para impedir el paso del ejército francés y tras una defensa numantina en el puente el ejército invasor se impuso y como represalia arrasó la localidad.




La panorámica de este puente se completa con la iglesia y el monasterio del mismo nombre. No lo pudimos hacer ya que la iglesia estaba de obras y no se podía acceder al interior.



Comimos allí mismo, en una plaza delante de la iglesia (Café Bar - Restaurante Säo Gonçalo). Tras el café cortado de rigor (pingo en portugués) atravesamos el puente y a través una estrecha calle adoquinada (Zé da Calçada) dimos un paseo. En esta calle se encuentran varios restaurantes con terraza hacia el río. Nada más pasar el puente nos encontramos con la famosa Confeitaria (confitería) da Ponte. Un establecimiento de aire clásico muy afamado en todas las guías de viaje. Me deleité con un riquísimo pastelito de Belem. 



Como curiosidad comento que San Gonzalo es en Portugal el equivalente nuestro de San Valentín y en esta pastelería son famosos lo quinhanzinhos de Säo Gonçalo, los colhoes o caralhinhos, grandes dulces de forma fálica que ponen el toque erótico a la tradición del San Valentín portugués.



Terminada nuestra visita a Amarante (por supuesto no pudimos verlo todo) nos montamos en la AC y dirección Guimarães distante a 49 km.



GUIMARAES
De todas las ciudades visitadas en este viaje Guimarães es sin duda la que mejor impresión nos ha causado. Su visita me la recomendó un compañero de trabajo portugués, Nelson, de Fafe (localidad cercana). La llegada fue bastante caótica ya que el GPS, llegando a la ciudad, nos desvió por un camino adoquinado, estrecho y que en ocasiones transcurría entre casas entre las que era muy fácil quedarte encajado. Hubo varios momentos en los que tenía que recoger los retrovisores externos para poder pasar. Al final el trayecto era cuesta abajo hasta llegar al parking de autocaravanas junto al teleférico que asciende hasta el Santuario de la Virgen de la Peña, Monte da Penha. Cuando pasan estas cosas, aprendes: la próxima vez marcaré "centro ciudad" y de ahí al parking de AC.



Guimarães es una preciosa y cuidada ciudad. El nombre me resultaba conocido por su equipo de fútbol. Pertenece al distrito de Braga y tiene alrededor de 60000 habitantes. Se le considera la cuna de Portugal ya que aquí nació Alfonso Henriques primer Rey de Portugal (1109-1185). 



"Aqui nasceu Portugal" es el lema de la ciudad y aparece escrita en una de las torres de la muralla.



Nada más aparcar la AC nos dirigimos al centro de la ciudad caminando. Aproximadamente 15 minutos. Lo primero con lo que nos encontramos es con la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación o iglesia de San Gualter (patrono de la ciudad). Una iglesia de estilo barroco, muy portugués, terminada en 1785 y a la que un siglo más tarde se le agregaron dos torres campanario lo que le da un aspecto muy estilizado. Delante, unos magníficos jardines que nos condujeron hacia el centro histórico.



La primera sensación que tienes es de ciudad tranquila y cuidada. Nos adentramos en el casco antiguo adoquinado y llegamos a la Plaza Oliveira, llamada así por la presencia de un olivo en uno de los laterales. Es de planta rectangular, traza medieval y empedrada. Como lugares destacados a visitar están la iglesia de Nuestra Señora de Oliveira y el Monumento a la Batalla del Salado. Desde aquí, a través de una arcada gótica situada bajo el Palacio del Concejo, se accede a la Plaza Santiago.



El Monumento a la Batalla del Salado conmemora el triunfo de una coalición de tropas castellanas y portuguesas el 30 de Octubre de 1340 contra los benimerines (último reino magrebí que trataría de invadir la península ibérica). Tuvo lugar en los alrededores del río Salado de Tarifa (actual provincia de Cádiz). Es una de las batallas más importantes del último período de la Reconquista. Es un templete gótico con un crucero en su interior que fue mandado construir por Alfonso IV entonces Rey de Portugal llamado desde entonces Alfonso IV o Bravo,en 1342. 



Sentados en una terraza descansamos un rato y más tarde,  fuimos a la Plaza Santiago, más amplia que la de Oliveira y con mucha afluencia sobre todo de gente joven. En Guimarães se encuentra uno de los campus universitarios de la Universidade do Minho que comparte con la ciudad de Braga y eso se nota en cuanto al ambiente universitario que se respira en la ciudad.



Seguimos paseando por el casco antiguo y poco a poco fue cayendo la tarde. La sensación que se respiraba era de mucha tranquilidad. El tiempo también acompañaba. Nos llamó la atención la presencia de capillas con motivos relacionados con la Pasión de Cristo en diferentes puntos de la ciudad y que se encontraban a pie de calle. Muchos transeúntes se detenían, se santiguaban y permanecían de pie, rezando delante de las imágenes.





Volvimos al parking de AC y cual fue nuestra sorpresa que nos encontramos con unos camiones enormes aparcados en la misma explanada que nosotros con el anagrama de "Jurasic Park". Estaban montando unas carpas con una exposición de dinosaurios de cartón piedra de tamaño natural. Cenamos algo en la AC y salí a curiosear. Con la nuestra estábamos 11 AC aparcadas. Me acerqué a las carpas y saludé a unos operarios que levantaban  lonetas.  La noche transcurrió sin incidencias.
Nuestro plan al día siguiente fue una ducha en la AC (el agua caliente funcionó estupendamente) y salir a desayunar en una cafetería cercana. No me cansaré de decir lo amables y educados que son  los portugueses. Un buen café con leche y una amplia variedad de panes para elegir acompañados con aceite y mermelada. Por cierto, aconsejo la combinación de aceite con mermelada en un buen pan tostado. Un descubrimiento.



Repasamos el plan del día y optamos por visitar el Castillo de Guimarães, Castelo do Guimarães.
Este castillo fue mandado construir en el siglo X por una condesa gallega, Numadona, para proteger a la población del ataque tanto de hordas vikingas como de los musulmanes.  Más tarde, sirvió de residencia al Conde Henrique yerno de  Alfonso VI de León quien le cedió el gobierno de la región. Su hijo Alfonso Henriques se enfrentó a su primo Alfonso VII de León en 1127 para librarse del vasallaje que le debía y se convirtió así en el primer Rey de Portugal. Situados próximos al Castillo están la Iglesia de San Miguel y el Palacio de los Duques de Braganza.



La iglesia de San Miguel es de construcción tardo románica y fue consagrada en 1239. Aquí se encuentra la pila bautismal en la que fue bautizado Alfonso Henriques, primer Rey de Portugal. Una inscripción sobre la misma nos recuerda el acontecimiento. En 1910 fue declarada Monumento Nacional junto al Castillo y el Palacio de los Duques de Braganza.






Muy cerca de esta iglesia está el Palacio de los Duques de Braganza.



Es un impresionante edificio construído en el siglo XV por Dom Alfonso, primer duque de Braganza y octavo conde de Barcelos, hijo natural del Rey don João y de doña Inês Pires Esteves. De estilo borgoñés fue posteriormente restaurado no sin cierta polémica y desde 1933 viene siendo utilizado como residencia del Presidente de la República. Consta de patio central, planta baja, primer y segundo piso.



Su interior puede ser visitado y realmente merece la pena. Son impresionantes los salones, destacando el salón de los pasos perdidos y el de los banquetes con techos de madera en forma de barca invertida rememorando la era de los descubrimientos. 



Una impresionante colección de tapices flamencos alusivos a hazañas épicas portuguesas decoran sus paredes. También podemos admirar una colección de grandes porcelanas de la Compañía de Indias, bargueños españoles, etc.




La visita de estos tres edificios merece la pena y la recomiendo.



Terminada esta visita al castillo y aledaños nos dirigimos al casco antiguo y realizamos algunas compras. Un café y a por la AC. Nuestro siguiente destino era la ciudad de Braga distante a 25 km.


BRAGA
Braga, Bracara Augusta. Municipio romano fundado en el año 15-16 a.C tras la campaña del emperador Cesar Augusto contra cántabros y astures. Se le considera la más romana de las ciudades portuguesas. Es la tercera población con más habitantes de Portugal tras Lisboa y Oporto. En el año 2021 se censaron 193.333 habitantes.


El trayecto fue muy corto y esta vez acampamos en un camping situado en las afueras de la ciudad: Camping Municipal de Braga. Un camping bastante dejado y abandonado con servicios que dejaban bastante que desear. A su favor el personal de recepción, muy atento y muy amable. Pocas parcelas para AC y con pocas y destartaladas tomas de electricidad para compartir. Aconsejo un cable de muchos metros de longitud. Tal y como he dicho, el personal de recepción muy amable y educado (es la tónica general de los portugueses). Una vez aparcada la AC, en recepción  nos proporcionaron un mapa y nos informaron sobre los sitios más interesantes de Braga. Caminando hasta el centro histórico más o menos una hora.
Una amplia avenida te conducía hacia la parte antigua de la ciudad. Nada más llegar hicimos un alto en el camino y repasamos el mapa de ciudad. Nos encontrábamos muy cerca del Hotel Vila Galé, un majestuoso edificio barroco portugués convertido en hotel gracias a la rehabilitación del antiguo hospital de San Marcos, un edificio de interés público construído en 1508. Y como era la hora de comer allí que fuimos. Nos deleitamos con una estupenda comida y un magnífico blanco del Douro.





Terminamos de comer y poco a poco fuimos paseando por la parte antigua de la ciudad. Calles peatonales con amplias terrazas que invitaban a tomarse un café.



 Un letrero no condujo a la Catedral de Braga, no sin antes pasar por la Puerta Nueva de Braga (Arco da Porta Nova).



Esta puerta era una de las antiguas entradas a la ciudad y sigue dando la bienvenida a los actuales visitantes de la ciudad.



De ahí parte una calle peatonal que nos conduce a la Catedral o Sé.
Este edificio es una pequeña joya. Lo mandaron construir los Condes de Portucale, padres del primer rey de Portugal, Alfonso I. 



En la nave principal podemos ver los increíbles órganos y el coro. Es una de las grandes obras del románico portugués. Los órganos construídos en 1737 y 1739 son obra de Simón Fontanes y fueron decorados en talla por Marceliano de Araújo.





Pasamos la tarde recorriendo el casco histórico y a eso de las 20h comenzó a llover, mejor dicho, a diluviar. Nos refugiamos en una cafetería y viendo que el diluvio no terminaba compramos unos paraguas. La localización de un taxi fue imposible, así que decidimos volver andando al camping. La noche transcurrió sin problemas y al día siguiente siguiendo los planes previstos fuimos a Oporto, distante a unos 60 km. 


OPORTO
Nuestro destino era de nuevo el Camping Orbitur Madalena, en Vila Nova de Gaia. Ya lo conocíamos de una estancia anterior y guardábamos muy buen recuerdo. Las fechas eran buenas y había sitio de sobra. Una vez hecha la entrada nos dirigimos a la zona de aparcamiento de AC. Un bosque de eucaliptos con muchas tomas de electricidad. Pudimos aparcar al lado de los servicios y a nuestro alrededor no había mas que cinco AC. Aparcamos, hicimos las conexiones pertinentes y fuimos a visitar la ciudad. Recordaba que muy cerca del camping había una parada de autobús para ir al centro. En la recepción de camping nos informaron del horario. Era  el 906, que cada 30 minutos te llevaba al centro de Oporto. La duración del trayecto era de aproximadamente 45 minutos. El precio era 1 euro 20 ctms. Desde donde lo cogíamos hasta la zona donde bajábamos (Ribeira, junto al edificio del Palacio de la Bolsa) conté y había 42 paradas. El chófer demostraba mucha destreza porque circulaba por unas calles estrechísimas donde justo justo cabía el autobús.
Lo primero que hicimos al bajarnos de autobús fue buscar un sitio para comer. Lo encontramos y la verdad que por un módico precio comimos muy bien acompañados de un magníficoVinho Verde. Terminada la comida con un "pingo" (café cortado) y una copita de Oporto, nos dirigimos a la Rua Santa Caterina, la calle más comercial de la ciudad. 



Antes de llegar pasamos por la Estación de Oporto construída sobre un antiguo convento. Estación de San Bento. De clara inspiración francesa lo más destacado está en el hall. Más de 20.000 azulejos nos relatan varios episodios de la historia de Portugal. Esta estación fue inaugurada en 1916 y es obra del arquitecto José Marqués da Silva.





Hicimos algunas compras y pudimos admirar algunos edificios más carismáticos de la zona como el Café Majestic o la Capilla de las Almas (clásico ejemplo de azulejado portugúes).




Estábamos cansados de tanto ajetreo y con las bolsas de las compras bajamos a la zona de la Ribeira, junto al Duero, nos tomamos una cerveza Sagres y volvimos al camping. 
Pasamos una tarde muy agradable y con muy buen tiempo. La ciudad estaba muy animada y se notaba alegría en la gente. 



Al llegar al camping dejamos las cosas en la AC y salimos a dar un paseo por los alrededores. Muy cerca está la famosa playa de la Madalena y caminando por un paseo de madera integrado en la arena terminamos en un elegante chiringuito de playa donde estuvimos contemplando la puesta de sol.
Por la noche el tiempo cambió. De madrugada una potente tormenta con un buen chaparrón nos despertó. La lluvia sobre el techo de la AC es muy ruidosa y hasta que no paró de llover no pude conciliar de nuevo el sueño.
Al día siguiente el tiempo mejoró, desayunamos en la cafetería del camping y volvimos al autobús. esta vez el objetivo era visitar el Palacio de la Bolsa y la Iglesia de San Francisco situada junto al edificio de la Bolsa. Luego ya veríamos.



El Palacio de la Bolsa es un edificio neoclásico inaugurado en 1891. Su interior gira alrededor de un gran patio central. Ascendiendo a través de una magnífica escalera construída en granito y mármol podemos acceder a visitar diferentes estancias como la Sala Dorada, la Sala de Asambleas Generales y la más espectacular de todas: la Sala Árabe o Arábiga, inspirada en la Alhambra de Granada.



 Es en esta sala donde se celebran las más importantes recepciones oficiales de la ciudad. La visita es guiada y pudimos acoplarnos a una de ellas en español. En una hora pudimos visitarlo y admirar entre otras cosas la variedad de marquetería insertada en los suelos de las diferentes salas. Uno de ellos puede ser considerado como inspirador del Pop Art.




Terminada esta visita nos dirigimos al convento de San Francisco, junto al Palacio de la Bolsa.
Una portada barroca con imponentes columnas salomónicas nos permite la entrada a su interior.



 Su construcción termina en 1410 y es considerada la mejor construcción gótica de Oporto. Su interior está revestido en madera por imagineros portugueses gracias a las aportaciones de grandes familias portuguesas cuyos restos descansan en las catacumbas de la iglesia. 



De todos los retablos que se pueden admirar, el más impactante me resulta el de la decapitación de franciscanos en Marruecos. 



Terminada esta visita, daban ya las 12 el mediodía, nos sentamos en una terraza y descansamos planeando la siguiente ruta.
En vez de meternos en el mogollón turístico optamos por visitar el antiguo barrio pesquero de la ciudad a poca distancia de donde nos encontrábamos.



Edificios humildes, alineados, de dos o tres alturas y con ropa secándose y aireándose nos dirigieron a una nave, seguramente antigua lonja de pescado, reconvertida en almacén de objetos de lo mas variado. Podías encontrar desde antiguas raquetas de tenis a muñecos de giñol pasando por pianos de cola, maletas de cuero, máscaras antigás, caballos de madera....etc. Un auténtico deleite para la vista.




Seguimos caminando y como se acercaba la hora de comer entramos en una auténtica tasca y comimos lo que había. La verdad es que poca cosa. Nuestra sorpresa llegó cuando en el postre pedí un vino de Oporto. ¡¡¡No tenían vino de Oporto!!!. Pero bueno, el asunto se solucionó rápidamente, Al salir de ese tugurio comenzó a llover y nos refugiamos en una cafetería próxima. Allí nos tomamos la revancha. Pedimos Oporto blanco y Oporto tinto. Y empezó el festival. Cata a ciegas para encontrar las diferencias. La tormenta duró bastante lo que nos permitió realizar varias catas. Un despropósito total. Salí cantando jotas navarras. Muy divertido.  



Pasada la tormenta volvimos a la ribera del Duero y en una tienda porteña hicimos algunas compras muy relacionadas con el vino de Oporto. Ese vino tinto fortificado con aguardiente durante los 4-5 primeros días de fermentación y que una vez interrumpida conserva el sabor dulce del mosto lo cual  permite su transporte a largas distancias. Ese es el origen del vino de Oporto.
Seguimos caminando y fuimos a un elevador, tipo funicular junto al famoso puente de Luis I que nos dejó muy cerca de la esplanada de la Catedral o Sé (en portugués) de Oporto. 



De aquí parten entrañables callejuelas empedradas que descienden y te conducen a la ribera del Duero.




 Una paradita de rigor y casi anocheciendo dimos la jornada por concluída.
De vuelta al camping salimos de nuevo a pasear y nos retiramos a una muy prudente hora. Al día siguiente volvíamos a España con destino a León, previa parada en Chaves, todavía en Portugal. No voy a hacer ningún cometario sobre Chaves, ciudad termal, ya que nuestra parada se limitó a comer un plato combinado y rumbo a León y posteriormente a Burgos. Las visitas a sus respectivas catedrales merecen entradas aparte.

Es la segunda vez que viajamos a Portugal en AC y guardamos muy buen recuerdo de ambas visitas. No sé si lo haremos de nuevo en AC. Lo que sí es seguro es que volveremos a ese magnífico y hospitalario país.

Un saludo,