Nueva visita a Portugal. Son como unas 7 las ocasiones que hemos viajado a nuestro vecino país y ya lo consideramos nuestra segunda casa. Nunca me cansaré de alabar la categoría que tienen los portugueses. Su exquisita educación, amabilidad y un saber estar dignos de imitar.
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Vista de Oporto |
El punto de partida fue Madrid. Viaje en coche y de una tirada hasta Lisboa (625 km). Salimos de la capital dirección Badajoz. Pasamos la capital extremeña y en pocos kilómetros ya estábamos en tierras portuguesas. No nos dimos ni cuenta debido a la ausencia de aduanas cosa que le asombró y mucho a una de las viajeras que venía natural de Mexico ya que ellos, para pasar a Estados Unidos, tienen que hacer unas colas interminables. Quería cargar de gasolina el coche antes de pasar la frontera (20 céntimos más cara en Portugal) y pensando en encontrarnos con una gran gasolinera pasando Badajoz (ya estaba en reserva) continuamos y para cuando nos dimos cuenta ya estábamos en Portugal. Todo el gozo en un pozo.
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Elevador en Lisboa |
La llegada a Lisboa la califico de espectacular. El GPS (Waze) nos condujo hasta el comienzo del puente 25 de Abril. Para cruzarlo había un peaje y posteriormente casi 3 km por encima del rio Tajo. Una sensación indescriptible. Un río que nace en Albarracín (Teruel) y desemboca en Lisboa tras 1007 km de recorrido. Lo ves pasar por Toledo, por ejemplo, y su final es un impresionante estuario donde llega a alcanzar unos 10 km de orilla a orilla. Tras ese momentazo Llegamos a la capital lusitana y nos hospedamos en un hotel muy céntrico en plena Avenida da Liberdade (Hotel Turim). La reserva era para dos noches. Dejamos las maletas en la habitación y directamente a comer en un pequeño restaurante cerca del hotel. Eran casi las 5 de la tarde y muy amablemente nos atendieron. Fue una comida de supervivencia. No teníamos muchas horas por delante así que fuimos pateando por la avenida "bajando" hacia el Tajo. El tiempo no acompañaba mucho. Lluvia intermitente. Hicimos algunas compras y decidimos volver al hotel. Nos tomamos un magnífico vino blanco del Alentejo en la cafetería y temprano a dormir. Preferíamos madrugar un poco y poder aprovechar todo el día siguiente.
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Al fondo, Puente del 25 Abril |
Desayunamos y solicitamos un taxi. El destino era visitar la zona de la Torre de Belém. Un taxista muy amable que hablaba perfectamente el castellano nos llevó hasta allí. Nos explicó muchas cosas de la actualidad portuguesa y nos dijo que veraneaba en España. No recuerdo pero era una localidad costera de Tarragona. Lógicamente hacía el trayecto en dos etapas. Nos dejó muy cerca de la famosa pastelería donde se elaboran los no menos famosos Pasteis de Belém o Pasteis de Nata (no termino de entender porque se les llama de nata si son de crema pastelera). Por cierto muy buenos. Es la segunda vez que estoy en Lisboa y lo de esa pastelería es impresionante. Un individuo tipo matón de discoteca está en la entrada y a través de un pinganillo va recibiendo información del sitio libre que hay dentro. Así va dando paso al turisteo que anda por allí. Entramos y como no nos hacían ni caso decidimos irnos. Conté hasta cinco salas enormes llenas de mesas y gente desayunando. Una locura.
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Pastelería de Belém |
En esa misma zona se encuentra el Mosteiro dos Jerónimos (Monasterio de los Jerónimos) impresionante obra de estilo manuelino encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama. Diseñado por el arquitecto Juan de Castillo se fundó en 1501 sobre el enclave de la ermida do Restelo. En nuestra primera estancia no lo pudimos visitar porque se celebraba una reunión de países de la Unión Europea. Y en esta segunda ocasión tampoco pudimos hacerlo. Nos quedamos con las ganas. Cientos de personas haciendo cola, casi todos con la entrada sacada previamente. Así que viendo el panorama caminamos y fuimos a ver el monumento de los Descubrimientos y el exterior de la Torre de Belém. Digo exterior porque para ver el interior igualmente había una cola kilométrica. Ambos monumentos están en la orilla del rio Tajo. Impresiona ver esta zona. De orilla a orilla casi 3 km. atravesados por el puente 25 de Abril.
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Torre de Belém |
Una vez pateada la zona preguntamos a unos policías como podíamos volver al centro de la capital. Pudimos coger un tranvía y posteriormente fuimos al barrio llamado La Baixa de Lisboa. Un entramado de calles cuadriculadas con comercio y cafeterías. Desde la última vez esta zona ha cambiado de manera radical. Las tiendas que recordaba eran como las que existía en España en los años 50 y las cafeterías daban pena. Las fachadas de los edificios, azulejadas, estaban totalmente destartaladas. Actualmente ha mejorado muchísimo. El comercio actualizado y las cafeterías de alto nivel. Un elemento singular de la Baixa es el Elevador de Santa Justa que une este barrio con el Chiado situado en una zona más elevada. Es de arquitectura modernista y fue construido entre 1900 y 1902. Tiene una altura de 45 metros y su estructura es totalmente de hierro. Fue diseñado por Raoul Mesnier de Ponsard al que no se le atribuye ninguna relación con Eiffel a pesar de que siempre se ha pensado que su mano estaba detrás del elevador.
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La Baixa |
Paseando hicimos un alto en una cafetería y empezó a llover. Como eran casi las 2 de la tarde decidimos comer. En cinco minutos quedó el comedor colapsado de gente empapada por la lluvia.
Terminamos de comer y nos dirigimos a la Praça do Comércio (Plaza del Comercio) situada junto al Tajo y a la que se accede desde la Baixa atravesando el impresionante Arco Triunfal da Rua Augusta. Desde 1511 sus edificios fueron sede del Palacio Real y tras el terremoto de Lisboa de 1755 quedaron totalmente destruidos y se tuvieron que reconstruir. En el centro podemos apreciar una estatua ecuestre del rey José I (1750-1777). El 25 de Abril de 1974 esta plaza fue el escenario de la Revolución de Los Claveles que acabó con el gobierno de Marcelo Caetano.
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Praça do Comércio |
Mas tarde quisimos ir al Castillo de San Jorge y después de dar unas cuantas vueltas no terminamos de encontrar el tranvía que sube hasta allí. Desistimos y seguimos caminando y ya en la Avenida da Liberdade encontramos un pintoresco elevador con forma de tranvía que sube hasta el Mirador de San Pedro de Alcántara desde donde se disfruta de una espectacular vista de la capital lisboeta. Paseamos por esa zona conocida como El Barrio Alto de Lisboa donde predominaba el pequeño comercio, fundamentalmente artesanal. Encontramos una callejuela que bajaba a la Avenida da Liberdade y poco a poco llegamos al hotel. En la cafetería un exquisito vino blanco nos esperaba. Nos retiramos y repasamos el plan del día siguiente. El objetivo era Oporto con una parada técnica en Fátima.
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Elevador |
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Lisboa desde el Mirador de San Pedro de Alcántara. Al fondo, en un alto, el Castillo de San Jorge. |
Al día siguiente desayunamos y rumbo a Oporto (312 km). En la misma dirección y a 126 km se localiza Fatima. Localidad de culto mariano y de peregrinación católica. El 13 de Mayo de 1917, tres pastorcillos relatan la aparición de "una hermosa Señora vestida de blanco". A partir de entonces la localidad se convierte en un punto de peregrinaje que continúa actualmente. Es la segunda vez que vamos y como las comparaciones son inevitables, al hacerlo con el Santuario de Lourdes, te das cuenta que lo que ves en Fatima no se parece en nada a Lourdes. En ambas ocasiones, habrá sido casualidad o no, pero apenas había gente. Amplias zonas de aparcamiento en las afueras del pueblo vacías. Pudimos aparcar el coche prácticamente al lado de la basílica. Coincidía que era el día de San José. Había misa solemne en la basílica y a pesar de la fecha encontrabas sitio para sentarte. Compramos unos recuerdos y dirección Oporto. Seguramente habrá fechas de más asistencia
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Santuario de Fátima |
Un trayecto muy tranquilo. Siguiendo las directrices del GPS entramos en Oporto y el trayecto terminó en los alrededores del hotel (Grande Hotel París). Digo alrededores porque la zona estaba en obras y no pudimos acceder a la puerta del hotel. Bien situado, muy cerca del Mercado de Bolhao y de la estación de São Bento. Céntrico?. En Oporto hablar de centricidad es complicado ya que se trata de una ciudad que "cae" al Duero. ¿Dónde está el centro?.
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Estación de San Bento |
Grande Hotel de Paris. Hotel muy recomendable con un personal de trato exquisito (muy portugués). Se podía apreciar cierto ambiente decadente con aires modernistas aunque con remodelaciones recientes. En una zona zona muy silenciosa y muy próxima a la Plaza de la Libertad (Praça da Liberdade). Después de los trámites de ingreso (cada vez más engorrosos) salimos y nos dirigimos hacia el Duero. Cuesta abajo. No se puede decir que Oporto sea una ciudad cómoda para caminar ya que está situada en una ladera que termina en el Duero pero tiene el encanto de poder apreciar en detalle edificios, iglesias azulejadas, comercio clásico, etc.
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Vestíbulo del hotel |
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Comedor del hotel |
Entramos en la estación de trenes de São Bento para admirar de nuevo su vestíbulo decorado con azulejos azulados que en gran formato nos evocan escenas costumbristas y episodios bélicos relacionados con la historia de Portugal. Un espectáculo total. De aquí continuamos "bajando" hasta llegar a las orillas del río. La más turístico de la ciudad. Creo que es la primera vez que disfrutamos de esa zona ya que a pesar de que había turistas no éramos muchos. Terrazas con mesas vacías. Lo nunca visto. Poco a poco fue pasando la tarde y "subiendo" volvimos al hotel. Teníamos un día entero por delante.
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Puente de Don Luis I. Se aprecia poca gente. |
Al día siguiente desayunamos y fuimos de nuevo "bajando" hacia el río. Cruzamos andando el famoso puente de Don Luis I. Construida totalmente en hierro, esta obra fue inaugurada en 1886 y une Oporto con la localidad vecina de Vila Nova de Gaia. Un paso inferior sirve para que circulen automóviles y peatones y uno superior es atravesado por un tranvía siendo asimismo peatonal. Es uno de los elementos más emblemáticos de la ciudad. La vecina Vila Nova de Gaia está enfrente de Oporto, en la otra orilla del Duero. Por lo que apreciamos, esa zona de la ribera está siendo cada vez más explotada desde el punto de vista turístico con cafeterías, barcos que te hacen diversos recorridos por el río, visitas a bodegas de vino........Muy típico son también los rabelos, pequeñas embarcaciones pertenecientes a bodegas y que están amarradas en la orilla. Haciendo un inciso diremos que el llamado vino de Oporto no se produce en Oporto sino en Vila Nova de Gaia. Aquí están todas las bodegas que los producen: Ramos Pinto, Sandeman, Taylor's, Graham's, Dow's, Kopke, Cálem, etc, y los rabelos servían para transportar el vino de la Ribera del Douro, más arriba del río, hasta Vila Nova de Gaia para la elaboración del llamado Vinho do Porto. Sólo viendo las marcas te das cuenta de la influencia inglesa que ha existido y existe alrededor de este tipo de vino.
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Rabelos en Vila Nova de Gaia |
Desde esta zona ribereña un telecabina te asciende hasta la parte superior del puente de Don Luis I y caminando por el mismo cruzamos el Duero (vistas espectaculares del Duero, Oporto y Vila Nova de Gaia) llegamos hasta la Catedral de Oporto o Sé do Porto situada en el barrio de Batalha, en la zona más elevada de la ciudad.
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Oporto y el Duero desde el puente de Don Luis I |
Este edificio religioso con una rotunda fachada principal que le da aspecto de iglesia fortaleza fue fundado en 1110 y presenta una mezcla de estilos románico, gótico y barroco. Visitamos el claustro de estilo gótico adornado con azulejos que representan escenas religiosas y el interior de la iglesia donde llama la atención la sobriedad con una decoración sencilla exceptuando el altar mayor y algunas capillas barrocas. Grandes columnas aumentan la sensación de estrechez y altura de la nave central.
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Claustro de la Se de Oporto |
Delante de la catedral una gran explanada o Terreiro da Sé con el pelourinho o picota en el centro nos permite contemplar una relajante vista de la ciudad. Desde aquí a través de una callejuela con mucho encanto fuimos descendiendo y a mitad de camino llegamos hasta un restaurante. Ya habíamos estado en ese establecimiento anteriormente y como era la hora de comer decidimos quedarnos. Tiene un pequeño comedor y estaba completo. El dueño muy amablemente nos dijo que si esperábamos un poco se libraría una mesa. Mientras tomábamos una cerveza la mesa quedó desocupada y pudimos comer. Comida totalmente artesanal, casera muy bien elaborada y con buenas raciones. Recuerdo especialmente un magnífico bacalao. Estos parones gastronómicos vienen muy bien cuando llevas varias horas andando y no paras de mirar a todas partes. La vista también sufre. Un buen café con la imprescindible copa de vino de Oporto y continuamos con el descenso hasta la ribera del río Duero. Y de repente chaparrón. Localizamos a un brasileiro conduciendo una especia de moto-taxi con una cabina cubierta, le paramos y fuimos al Mercado de Bolhao.
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Mercado de Bolhao |
Visita imprescindible al clásico mercado de Oporto. Recuerdo la última vez que estuvimos: prácticamente abandonado, decadente con algún puesto abierto. Incluso los alrededores habían cambiado. Actualmente se ve un mercado moderno, muy atractivo, muy turístico y muy cuidado. mucho comercio nuevo abierto en torno al mercado. Mucho turista.
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Escaparate |
Muy cerca estaba la Rua de Santa Catarina. Peatonalizada, es la calle comercial por excelencia de Oporto donde perduran establecimientos clásicos como el Café Majestic, al que como siempre resulta complicado acceder por la cola que se forma en el exterior, y tiendas de marcas más modernas y de tendencia. En la mitad de la calle llama la atención La Capela das Almas de Santa Catarina, una iglesia de estilo barroco portugués con la fachada totalmente azulejada. Otro establecimiento que llama la atención es Reis Filhos fundado como joyería en 1880 al que en 1905 se le añade una fachada de hierro de estilo modernista. Es uno de los raros ejemplos de arquitectura comercial.
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Capela das Almas |
El día iba llegando a su fin y poco a poco fuimos retirándonos al hotel. Al día siguiente había que madrugar: Yo volvía a casa en coche y los otros dos miembros de la expedición cogían un avión dirección París.
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Cafe Majestic |
El viaje de vuelta transcurrió sin incidencias: 730 km entrando en España por Puebla de Sanabria - León - Burgos - Casa.
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Reis Filhos |
He titulado este artículo como "Portugal de nuevo" ya que es la séptima vez que vamos. Hemos recorrido el país de Norte a Sur en autocaravana (2 ocasiones), en coche, en tren, avión....... Nunca me cansaré de volver. Me parece un país muy cercano al nuestro pero asimismo muy desconocido con el que compartimos historia y donde viven unas personas educadísimas, atentas, simpáticas, muy cultas y dispuestas a ayudarte en todo. Unas ciudades y pueblos con mucho encanto y muy atractivas. Una variada gastronomía y unos vinos estupendos. UN GRAN PAIS.
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Monumento a los Descubrimientos. Lisboa |
Seguro que volveremos.
Un saludo,