lunes, 9 de diciembre de 2013

Salinas de Añana

      Era una visita pendiente desde hacía tiempo. Resulta difícil de entender que tierra adentro existan salinas. Estamos acostumbrados a verlas en la costa aprovechando el agua salada del mar.


Vista de Añana desde las salinas
       El Valle Salado de Añana se encuentra en la provincia de Alava. Desde San Sebastián podemos llegar por la N1 o la A8 dirección Bilbao y desviándonos por la nueva autopista Eibar-Malzaga hacia Vitoria. Tanto por una como por la otra pasamos Vitoria y siguiendo la N1, a pocos kilómetros, veremos la salida hacia este valle perfectamente señalizada.



      La historia de este valle se remonta a doscientos millones de años cuando estaba totalmente cubierto por el mar. Cuando éste se retiró dejó una capa de sal de varios kilómetros de espesor. El tiempo fue pasando y esta capa salada se fue cubriendo con nuevos estratos hasta quedar totalmente oculta. Diferentes manantiales de la zona atraviesan ese valle y por ende van arrastrando la sal diluída en el agua a una concentración tan elevada que está al borde de la saturación. Esta agua recibe el nombre de salmuera.



      Estas salinas han sido explotadas desde la época de los romanos alcanzando su punto de esplendor durante la Edad Media. Su actividad fue decayendo en el Siglo XX y últimamente se declararon Monumento Histórico entrando en una fase de resturación debido a su valor etnográfico y turístico.




      Al llegar allí nos encontramos con un moderno centro de interpretación donde compras las entradas. Es recomendable llamar unos días antes para poder coger un guía. La visita dura aproximadamente hora y media y vas recorriendo todas las salinas. El guía te da todo tipo de explicaciones sobre el modo de obtención de la sal. Al final del recorrido, en diferentes parcelas o eras, figuran los nombres de afamados cocineros que colaboran en la difusión de este producto.



      La Fundación Valle Salado de Añana es la encargada de recuperar el valor de este enclave que se presenta totalmente blanco en pleno mes de Agosto. Creo que no hay que dejar pasar por alto uno de los lugares de referencia del turismo alavés.

      Un saludo,

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