domingo, 17 de julio de 2016

A José Ramón Recalde

      Me acabo de enterar y no lo puedo remediar. Ha fallecido José Ramón Recalde y no me resisto a permanecer mudo.
 
       Le conozco desde hace años así como a su mujer Mª Teresa Castells.  Junto a Ignacio Latierro fundaron la librería Lagun, en la Plaza de la Constitución de la Parte Vieja donostiarra. Una librería donde se respiraba libertad, tolerancia; donde se reunían donostiarras de amplias miras y se hablaba y discutía sobre todo aquello que podía hacer más libres a las personas, una librería víctima de múltiples atentados. Por eso mismo fue atacada, por los enemigos de todo lo que representaba. Ese nacionalismo enemigo de la libertad. Un nacionalismo caduco, trasnochado, pueblerino, intolerante, que en ningún momento se solidarizó con todo lo que significó Lagun. Seguro que ahora se van a apuntar al carro de homenajes, reconocimientos, solidaridad y compañerismo por todo lo que significaron tanto él como su mujer. Lo de siempre.
 
      Coincidía con el matrimonio en un supermercado debajo de mi casa. Mª Teresa, una persona muy educada y agradable, él algo mas parco en palabras. Siempre contó con mi admiración. No podía dejar de saludarle. Un superviviente del fanatismo con el que hemos vivido en este país. Admirable. Una cabeza impresionante. Un matrimonio ejemplar que han resistido y se han enfrentado con argumentos muy válidos a lo peor que hemos tenido en este país, un nacionalismo cobarde que ha mirado para otro lado cuando nos referíamos a ETA y a todo su entorno , un nacionalismo enemigo de los valores surgidos de lo que significó la Ilustración y las libertadas ganadas a finales del siglo XVIII.
 
      Mañana iré a saludar a Mª Teresa y a familiares que conozco. Creo que todos los vascos estamos en deuda con ellos, por lo que han representado. Gracias a personas como ellos, vivimos actualmente en una sociedad sin terrorismo, más tolerante, con un nacionalismo a la baja (afortunadamente) y más libre.
 
      Desde aquí mi homenaje y admiración por José Ramón Recalde

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