Estando de residente en el Hospital General de Vic (Barcelona), dentro del Servicio de Anestesiología y Reanimación, tenía como Jefe de Servicio al Dr. Vicenç Lluis Planella. El Dr. Planella, de dilatada trayectoria como anestesiólogo, había llegado a ser Jefe de Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clinic de Barcelona así como Presidente de la Sociedad Catalana de Anestesiología y Reanimación. Era una persona entrañable. De un carácter muy fuerte pero a la vez muy noble y defensor a ultranza de los miembros de su equipo, mantuvo muy cohesionado al Servicio y éramos todos una piña. La verdad es que fueron muy buenos años de aprendizaje y formábamos un equipo en el que "los mayores" nos enseñaban a "los pequeños" y desde muy pronto nos dejaron volar solos. El hecho de que el Servicio fuera el responsable de la Unidad de Reanimación, que funcionaba como una auténtica UCI dadas las características de los pacientes, fue muy importante para la formación de los que estábamos como residentes (Jordi Serrat y yo). Tuvimos una visión muy amplia de lo que es un enfermo crítico así como del seguimiento de los postoperados graves.
Hace unos días encontré parte de un llavero de plata que el Dr. Planella nos regaló a todos los miembros del Servicio. Representa de una manera muy fidedigna el antes, el durante y el después de lo que para un paciente significa someterse a una anestesia general. En el llavero también aparecen las iniciales de cada uno de nosotros.
En la parte superior del llavero vemos una cara que nos expresa preocupación. El paciente está intranquilo, receloso, temeroso. Todo para él es nuevo y muestra sus inquietudes: ¿Me darán "demasiada" anestesia?, ¿me despertaré en mitad de la intervención?, ¿me despertaré cuando termine la intervención?, ¿me puedo morir?. Son preguntas que frecuentemente nos hacen los pacientes en la visita preoperatoria. La cara inferior nos muestra al mismo paciente dormido con los ojos cerrados y los párpados caídos. El día de la intervención quirúrgica ha llegado y el anestesiólogo le acaba de administrar las drogas correspondientes. Cara de indiferencia y de no sentir absolutamente nada. Los fármacos anestésicos que hemos administrado están cumpliendo su objetivo.
En la parte superior del llavero vemos una cara que nos expresa preocupación. El paciente está intranquilo, receloso, temeroso. Todo para él es nuevo y muestra sus inquietudes: ¿Me darán "demasiada" anestesia?, ¿me despertaré en mitad de la intervención?, ¿me despertaré cuando termine la intervención?, ¿me puedo morir?. Son preguntas que frecuentemente nos hacen los pacientes en la visita preoperatoria. La cara inferior nos muestra al mismo paciente dormido con los ojos cerrados y los párpados caídos. El día de la intervención quirúrgica ha llegado y el anestesiólogo le acaba de administrar las drogas correspondientes. Cara de indiferencia y de no sentir absolutamente nada. Los fármacos anestésicos que hemos administrado están cumpliendo su objetivo.
Y vayamos a la tercera cara: la intervención se ha desarrollado dentro de la normalidad, el paciente se ha despertado, el cirujano ha hablado con él y le ha explicado el alcance de la cirugía. El anestesiólogo responsable, dentro de su cometido de tratar el dolor, ha dado con la combinación perfecta de analgésicos y el equipo de la Unidad de Reanimación Postanestésica lo tranquiliza y controla sus constantes vitales. El paciente muestra placidez y confort.
He decidido publicar las caras por dos motivos. Primero como recuerdo al Dr. Planella, con quien me carteé en varias ocasiones una vez dejé el Hospital General de Vic y del que guardo muy grato recuerdo y en segundo lugar por lo mucho que dice este llavero con sólo ver las tres caras. Expresa perfectamente todo lo relacionado con el mundo de la Anestesiología y su relación con el paciente. ¡Cuánto se podría escribir mirando estas tres caras!.
Un saludo,
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