El mes de Octubre visitamos la isla de Lanzarote durante 5 días. Nunca habíamos estado y nos gustó. Es de esos lugares de los que te queda tan buena impresión que no dudas en que volverás. Voy a ir desarrollando en varios artículos lo más destacable de la isla y, como siempre, los acompañaré de fotografías seleccionadas de las más de 500 fotos que saqué, cosa no siempre fácil.
Empezaré por Timanfaya también llamado Montañas del Fuego, declarado como Parque Nacional en 1974. Ocupa una superficie de unos 51 kilómetros cuadrados y su parte central está ocupada por una extensa superficie de lava prácticamente intransitable que apenas ha sido modificada por el hombre. Su aspecto actual es consecuencia de las erupciones volcánicas que tuvieron lugar entre 1730 y 1736.
Existen varios documentos escritos sobre estas erupciones pero el más conocido es el del cura de Yaiza (localidad próxima) Dn. Andrés Lorenzo Curbelo:
" El primero de Septiembre de 1730, entre las 9 y 10 de la noche, la tierra se entreabrió de pronto cerca de Timanfaya, a dos leguas de Yaiza. Desde la primera noche, una enorme montaña se levantó del seno de la tierra, y de su cima se escaparon llamas que continuaron ardiendo durante 19 días. Estaban acompañadas de una gran cantidad de lapilli, de arenas y de cenizas que se extendieron por los alrededores y de todos los puntos se vieron caer gotas de agua en forma de lluvia. Los truenos y las explosiones, la oscuridad producida por la masa de cenizas y el humo que recubría la isla, forzaron más de una vez a los habitantes a huir...."
Lanzarote es una isla en la que la distancia más larga (norte - sur) la puedes recorrer en coche en aproximadamente hora y media . Estábamos hospedados en Puerto Calero y en unos 20 minutos llegamos a la entrada del parque. Entrada que te la puedes saltar tranquilamente ya que no está muy señalizada. Una vez dentro el paisaje es impresionante: el negro es el tono predominante y te encuentras rodeado de volcanes no activos que dan al paisaje un aspecto lunar, si no fuera por el azul intenso de cielo. Poca vegetación. La carretera te conduce al Islote de Hilario (llamado así en honor a un personaje de leyenda llamado Hilario). Aquí se encuentran el parking, el restaurante y la salida de autobuses que te llevan por una estrecha carretera perfectamente integrada en el entorno de unos 14 km de longitud.
La normas son muy estrictas y no se permite bajar en todo el trayecto. El autobús va parando en las zonas más representativas del parque y un sistema interno de megafonía va explicando lo que se ve. La música acompañante se acopla perfectamente a las descripciones: "Así habló Zaratustra" de Richard Strauss, "Carmina Burana" de Carl Orff, etc. Me comentaron que si contactas previamente con la oficina del parque, puedes practicar senderismo acompañado de un guía. Interesante oferta.
Dentro del parque existe una zona desde donde se organiza la visita en camello. Lo estuvimos pensando y al final nos decidimos por el autobús.
A este trayecto interno se le conoce como La Ruta de los Volcanes y fue realizada bajo la dirección de César Manrique y Jesús Soto en 1968.
Timanfaya en una zona con un interés geológico y geomorfológico de gran importancia para los estudiosos de esos temas. Dentro del parque existen lo que los vulcanólogos denominan "anomalías geotérmicas", es decir, temperaturas inusualmente altas en la superficie que provienen del subsuelo, concretamente de una cámara magmática localizada a poca profundidad. En el Islote de Hilario se encuentra el núcleo central de estas anomalías y sus efectos se muestran a los turistas por medio de géiseres, combustión de paja o cocinando en una parrilla con el calor natural de la tierra.
Timanfaya es una de las múltiples visitas obligadas que hay que hacer cuando uno va a Lanzarote. Su espectacularidad e impacto son muy fuertes.
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